madrid - Lejos de aclararse, el futuro político en Andalucía parece complicarse a cada jornada que pasa, con los actores protagonistas enconando más y más sus posturas. Con la pelota en el tejado de PP y Ciudadanos, decididos a desalojar al PSOE del Ejecutivo andaluz después de casi 40 años de gobierno ininterrumpido, la nota discordante la protagoniza Vox, cuyos doce diputados son imprescindibles para alcanzar la mayoría absoluta de 55 escaños. Después de que el miércoles advirtiera a PP y C’s de que debían suprimir las políticas contra la violencia de género de su acuerdo programático, ayer elevó aún más el tono y dejó claro que venderá caros sus votos. A menos de quince días del pleno de investidura -con fecha límite el día 16, aunque podría tener lugar incluso los días 14 o 15-, el nombramiento del popular Juan Manuel Moreno como presidente se antoja más que complicado.

Fue el propio presidente de Vox, Santiago Abascal, el que terció en esta cuestión marcando su postura. Una postura granítica que cosechó el rechazo cerrado de Ciudadanos, que amenazó incluso con romper su acuerdo con el PP si se admiten las exigencias del partido de ultraderecha. En un largo hilo de mensajes en Twitter, Abascal no solo insistió en la necesidad de echar por tierra las medidas contra la violencia machista, sino que añadió otras exigencias como una reducción fiscal, desmontar la “Administración paralela”, apoyar al mundo rural y acabar con las “leyes ideológicas”.

Abascal aprovechó para denunciar las críticas que está recibiendo su formación en los últimos días y advirtió de que no tenderán una “alfombra para la continuidad de las mismas políticas con otras siglas”. Se dirigió por ello a PP y C’s, asegurando que, toda vez que “no tienen mayoría suficiente para sostener su pacto, tendrán que negociar con otro para conseguir los votos que les faltan”. La respuesta que provocó en la formación naranja fue contundente, y así su secretario general, José Manuel Villegas, avisó a los populares de que el acuerdo programático de 90 medidas que han cerrado para Andalucía se romperá si modifica su contenido para atender las demandas de Vox.

Una advertencia que no es baladí a tenor de la tibia respuesta del presidente del PP, Pablo Casado, a las soflamas de Abascal y los suyos. En declaraciones realizadas en Ceuta, Casado pidió a Vox que saque la violencia de género del debate partidista porque todos deben combatir al unísono esta “terrible lacra social”. Eso sí, al mismo tiempo subrayó que tampoco va a aceptar “lecciones” de partidos como el PSOE que “cenan con terroristas en Nochebuena” o pactan con los independentistas que “quieren destruir España”.

Datos del CIS En este tira y afloja puede resultar determinante la encuesta del CIS que se hará pública hoy con los datos de intención de voto de diciembre. Es el primer sondeo que se realiza tras las elecciones andaluzas del 2-D y la irrupción de Vox en el Parlamento autonómico, por lo que los resultados que arroje pueden reforzar la posición de los de Abascal o todo lo contrario. En la balanza está la posible repetición de los comicios si no fructifica la investidura del presidente de la Junta, lo que la formación ultra podría interpretar como beneficioso para sus intereses, aunque en otros ámbitos se cree que impulsaría al PSOE.

Mientras, la postura de Vox siguió provocando ayer el rechazo unánime de la clase política. El líder de C’s en Andalucía, Juan Marín, se opuso a la pretensión de reformar una ley “por imposición de nadie” y advirtió a Vox de que “aquí solo hay una negociación, la del PP y C’s”. La secretaria general del PP andaluz, Dolores López, pidió “altura de miras” y que se saque la violencia de género “de la contienda política”, mientras fuentes de Moncloa aseguraron que “la lucha contra este machismo criminal y asesino es una política de Estado y no podemos retroceder en ese nivel de consideración”. Por contra, el secretario general de Vox, Javier Ortega Smith, insistió en que pondrán sobre la mesa sustituir la ley de violencia de género por otra “eficaz”.