madrid - El Gobierno español trasladó ayer un mensaje al Govern advirtiéndole de que cualquier solución al conflicto catalán vendrá de la concurrencia de voluntades entre fuerzas políticas bajo la premisa de que el autogobierno es el punto de encuentro porque “no establece una cuestión binaria de o lo gano todo o lo pierdo todo”, sino de perfeccionar e incrementar la autonomía. Así se pronunció la ministra de Política Territorial y Función Pública, Meritxell Batet, para quien la solución para Catalunya “solo podrá venir de la política”, apostando por el diálogo entre Moncloa y la Generalitat, y entre fuerzas políticas porque, según ella, la sociedad catalana está fracturada y se sitúa prácticamente en dos bloques.

En declaraciones a RAC-1 Batet criticó la actitud y declaraciones de algunos partidos porque “parece que vivan confortablemente en la confrontación” aseverando que las fuerzas políticas tienen la responsabilidad de mejorar la convivencia, la paz y la seguridad. A juicio de la ministra socialista, la celebración del Consejo de Ministros en Barcelona representa normalidad y “respeto por los ciudadanos”, considerando bueno que la Ejecutiva se reúna en distintos puntos como reconocimiento al Estado autonómico descentralizado. Sin embargo, el Govern solo vio una serie de gestos estériles como la anulación de la condena al expresident Lluís Companys o el renombramiento del aeropuerto de El Prat como Josep Tarradellas y sin siquiera consultar al Ejecutivo catalán. Para el PSOE, esto último implica un reconocimiento “de lo que supuso el inicio de la democracia” en España y la aprobación del primer Estatut de Catalunya. Batet felicitó a los Mossos d’Esquadra y al resto de cuerpos policiales que participaron en el dispositivo de seguridad del 21-D porque actuaron de manera eficiente y con “absoluta cooperación”.

Los reproches no se hicieron esperar desde la derecha. El presidente del PP, Pablo Casado, se ofreció para “llegar al Gobierno y rescatar al Estado” que, a su entender, Pedro Sánchez “ha decidido vender” en una “negociación ostensible y grotesca”, con Catalunya convertida en un “territorio sin ley y ajena al marco constitucional”. “Lo que hay que hacer es aplicar el artículo 155, incluyendo al Gobierno de España, y convocar elecciones generales cuanto antes, además de inmediato”, dijo, comparando lo ocurrido en las calles de Barcelona -absolutamente inflado por ciertos medios- con el “terrorismo callejero” de “los chicos de la gasolina de los que hablaba Xabier Arzalluz”. Evocó que se “hablaba de conflicto” cuando se usaba en Euskadi para hablar del terrorismo: “Los que pegaban tiros y los que los recibíamos”, consideró. El líder del PP ahondó en sus referencias a lo que sucedía cuando ETA estaba en activo señalando que “lo que hacen los chicos de la pintura amarilla” es “lo mismo que hacía Batasuna”, con sus “ataques a los escaparates, a los cajeros, pegar a los policías, a los periodistas, cortar carreteras o atacar portales”. “¿A esto cómo lo llamamos? ¿turismo independentista?”, ironizó Casado, que ve el “centro de mando del independentismo en el Palacio de la Moncloa.

También Inés Arrimadas mantuvo el mensaje de su líder, Albert Rivera, quien dijo que veía “humillante” el modo en que Sánchez había “claudicado ante los separatistas”. “Fue un día de vergüenza. Se interrumpió la vida normal de catalanes, hubo cortes de carreteras, se vio afectado el trabajo, bajaron las ventas en los comercios y las reservas en los restaurantes. (...) Ayer los catalanes pagaron los delirios procesistas de un gobierno insurrecto”, relató Arrimadas. La máxima responsable de la formación naranja en Catalunya añadió que “se entrevista con Torra, le trata como un jefe de Estado, le blanquea, se va y nos deja aquí a los catalanes, que nos sentimos abandonados, con los CDR”.