madrid - Tras la confusión y las rectificaciones que han rodeado la tramitación presupuestaria, el Gobierno español quiso trasladar ayer con claridad el mensaje de que esta vez la decisión de presentar las Cuentas para el próximo año es firme y que Pedro Sánchez no va de farol. El Consejo de Ministros reactivó el procedimiento con su decisión de remitir nuevamente al Congreso de los Diputados el mismo techo de gasto que fue vetado en julio, del que no se ha sabido nada en cuatro meses y medio, y que es la antesala para presentar las Cuentas. Sánchez coloca así los raíles para la locomotora presupuestaria, aunque no tiene los apoyos amarrados y quiere forzar a la oposición a retratarse y justificar su rechazo.
El de ayer es un movimiento de gran simbolismo porque confirma que se presentarán las Cuentas a mediados de enero. No tiene otra trascendencia porque, aun en el caso de que el techo obtenga el aval del Congreso, será tumbado con total seguridad por la mayoría absoluta del PP en el Senado, y la portavoz del Gobierno español, Isabel Celaá, dio la sensación de asumir ayer ese escenario cuando aclaró que, si no se aprueba, se presentarán las Cuentas con el techo vigente, es decir, con el de Rajoy. Los cálculos iniciales cifraban el desfase en unos 6.000 millones, aunque Moncloa minimiza hasta los 1.200 el impacto en la administración general del Estado.
El Gobierno español vuelve a llevar el techo de gasto al Congreso porque ha recibido informes de la Abogacía del Estado que le han dejado claro que es obligatorio hacerlo antes de aprobar las Cuentas. De esta forma, Sánchez se conjura para no dejar ningún resquicio legal al PP y Ciudadanos, que habían anunciado una batalla jurídica y le habían avisado de que utilizarían su mayoría en la Mesa del Congreso para impedir la tramitación de los Presupuestos si no llevaban aparejado un techo de gasto claramente definido y si pretendía dejarlo en el aire.
La senda de estabilidad de Sánchez prevé un objetivo de déficit del 1,8% del PIB el próximo año, frente al 1,3% de Rajoy. Además, la cantidad de recursos para los Presupuestos aumenta un 4,4%, hasta los 125.064 millones. Solo el PNV, que tiene vocación de negociar y dar estabilidad, votó a favor de esta senda junto a los socialistas en julio.
La Ley de Estabilidad Presupuestaria preveía que, en caso de que el techo fuera vetado, se presentara otro en un mes, aunque han pasado casi cinco. Sánchez ha intentado todo este tiempo explorar una reforma que retirara la capacidad de veto del Senado para esquivar la mayoría absoluta del PP, pero la mayoría de la derecha en la Mesa del Congreso la ha mantenido bloqueada con sucesivas prórrogas en el plazo de enmiendas.
Además, hace unas semanas había renunciado a registrar los Presupuestos ante el veto de los catalanes, pero ha cambiado de opinión tras la irrupción de Vox en las elecciones andaluzas con la expectativa de presionar a los soberanistas con el temor a la llegada de la derecha y para escenificar que recupera la iniciativa.
“Si no se consigue aprobar esta senda de déficit que hoy hemos aprobado, el Gobierno obviamente aprobará su proyecto de Presupuestos con la senda vigente en la Cámara”, confesó Celaá. La portavoz dejó ver que la principal motivación que se esconde tras este movimiento es lanzar la señal de que se presentarán los Presupuestos. “El presidente tiene la intención firme de presentar los Presupuestos por el convencimiento de que es lo que conviene a este país”, recalcó. A partir de ahí, ejerció presión sobre los grupos para que justifiquen su rechazo.
los presupuestos Los obstáculos en la tramitación del techo de gasto son una avanzadilla del tortuoso camino que le espera al Presupuesto, donde el principal escollo viene desde la bancada catalana. El PDeCAT se ha abierto a negociar sin introducir en la ecuación a los presos soberanistas y en algunos ámbitos se da por hecho que dejarán pasar el trámite de las enmiendas a la totalidad para dar más tiempo a Sánchez y una oportunidad a la negociación, pero fuentes del partido consultadas lo atribuyen a una intoxicación socialista y aseguran que su veto no está descartado y están esperando a que Sánchez “se mueva” con una oferta para resolver el conflicto político. Están pendientes de lo que suceda el viernes 21 en la visita del Consejo de Ministros a Barcelona, donde el presidente podría realizar algún anuncio.
Está por ver la actitud de Unidos Podemos si se confirma que el techo será el de Rajoy, aunque desde Moncloa minimizan su impacto en la administración general del Estado, y Pablo Iglesias tampoco parece muy interesado en ser él quien precipite la caída del Gobierno en pleno auge de la derecha. Sánchez ya tiene un acuerdo con Unidos Podemos para los Presupuestos, pero necesita a los catalanes del PDeCAT y ERC, y también al PNV, que está dispuesto a negociar con exigencia pero también con pragmatismo, aunque quiere que primero se despeje la situación con los catalanes para entrar en un diálogo que no quede en agua de borrajas.
La situación de los presos soberanistas es una barrera infranqueable que impide el respaldo de ERC. El PDeCAT se abre a negociar sin introducir esta cuestión, pero espera una propuesta ambiciosa para resolver el conflicto. Sánchez se lanza a tramitar los Presupuestos sin tener asegurados los respaldos para aprobarlos, pero en las últimas horas ha descartado de manera tajante que un fracaso en este sentido vaya a provocar que adelante las elecciones a marzo.
En algunos ámbitos se alimenta la hipótesis de que las convoque el 26 de mayo, haciéndolas coincidir con las que van a celebrarse en la Unión Europea, los municipios y buena parte de las autonomías del Estado. En ese sentido, se ha interpretado que el rechazo a las Cuentas por parte de los independentistas le solucionaría la mitad de la campaña, porque podría desmontar el discurso de la derecha y argumentar que nunca existió un pacto oculto con los soberanistas catalanes. No obstante, Celaá trató de proyectar ayer que la legislatura aguantará hasta el último minuto. “El fin de la legislatura es julio de 2020 y, hasta entonces, todo el gabinete tiene el propósito de seguir trabajando”, defendió.
salario mínimo Si no hubiera Cuentas, una opción es aguantar con decretos para las medidas estrella. De hecho, sin esperar a este trámite, el Consejo de Ministros tiene previsto aprobar la subida del salario mínimo a 900 euros antes de acabar el año.
Límites de déficit. Sánchez vuelve a proponer un objetivo del 1,8% para el próximo año, 1,1% en 2020, y 0,4% en 2021.
Capacidad de gasto. Se eleva un 4,4% con respecto al Presupuesto actual, hasta los 125.064 millones.
Trámite. Este techo de gasto ya fue rechazado por el Congreso de los Diputados en julio, donde los socialistas solo tuvieron el respaldo del PNV. Aunque este techo de gasto superase ese trámite, se chocaría de bruces con la mayoría absoluta del PP en el Senado. Sánchez intentó una reforma de la Ley de Estabilidad para retirar esa capacidad de veto, que es extraordinaria y no se da con ninguna otra ley, pero PP y C’s la han mantenido congelada con peticiones de ampliación del plazo de enmiendas.
Volver al de Rajoy. Un 1,3% de déficit para el próximo año.