Gasteiz/Montreal - El lehendakari, Iñigo Urkullu, considera “positivo” que Pedro Sánchez ponga el modelo de Quebec como ejemplo a seguir para abordar la crisis catalana. Lanzado en su política de gestos hacia los nacionalistas catalanes para que estos le aprueben los Presupuestos de 2019, el presidente del Gobierno español alabó ante su homólogo canadiense, Justin Trudeau, la vía emprendida en este país para abordar la cuestión territorial con la provincia autónoma quebequense. Esta región ha llegado incluso a celebrar dos referéndums de independencia que a punto estuvieron de llevar a su separación de Canadá. El país norteamericano, uno de los más descentralizados del planeta, afronta la cuestión territorial con la denominada Ley de Claridad que establece las condiciones de un eventual referéndum de independencia en Quebec (y en cualquiera de los otros 12 territorios autónomos del país) y regula las condiciones de la votación.

De viaje oficial a Canadá para encontrarse con su admirado Trudeau (el primer ministro canadiense es un político de mucho carisma dentro y fuera de su país y atípico en su manera de ejercer la política y la vida pública), el presidente español citó a Quebec como espejo para Catalunya ya que “desde la política se pueden encontrar soluciones para resolver los conflictos”. Matizó la frase añadiendo que debe hacerse desde el respeto a la legalidad, es decir, la Constitución española.

Sánchez no hizo mención a la Ley de Claridad y su oferta a Catalunya dista mucho de los planteamientos de esa normativa que en el fondo viene a reconocer a Quebec como sujeto político, así como su derecho a decidir a través de un referéndum pactado, aunque la mayoría necesaria para validar la independencia queda en manos del Gobierno federal canadiense. El techo del presidente español a los catalanes es la reforma del Estatut, incluso sometida a referéndum, dentro de los límites de la Constitución, pero la consulta en ningún caso incluiría la autodeterminación.

En el caso quebequense los dos referéndum, en 1980 y 1995, incluyeron la independencia y se saldaron, respectivamente, con un resultado del 40,5% y el 49,4% en favor del sí. Es un referéndum no directamente vinculante, pero que sí obligaría al Gobierno federal, en caso de que ganase la independencia, a negociar la secesión de Quebec.

El lehendakari Urkullu ha avalado en más de una ocasión los modelos de referéndum pactado en Quebec y más recientemente en Escocia. En 2013 el premier británico David Cameron y el presidente escocés Alex Salmond acordaron un referéndum de autodeterminación para Escocia. Para el lehendakari la validación por parte del presidente Sánchez del modelo de Quebec “es positiva porque abre la puerta a una solución desde el diálogo y el acuerdo institucional y político. Así he venido insistiendo desde hace años e incluso en el Pleno de Debate de Política General desarrollado el pasado jueves en el Parlamento Vasco”, señala en su cuenta de Twitter.

Considera Urkullu que no es solo “una cuestión del Estado español -que también en base a su singularidad y plurinacionalidad- sino de toda la Unión Europea”, y recuerda que así está planteado en el documento Visión sobre el futuro de Europa aprobado en Consejo de Gobierno y explicado al presidente del Gobierno español.

Insiste Urkullu que el de Canadá/Quebec es un “modelo de referencia” que inspiró su propuesta de Directiva de Claridad” para la UE, lo que, a su juicio, abre “una oportunidad para establecer las condiciones en las que un Estado y una nación sin Estado pueden organizar una consulta legal y pactada para definir su futuro”.

A pesar de que las manifestaciones de Sánchez en Canadá estaban circunscritas a la crisis catalana, en sus tuits el lehendakari no hace referencia a la crisis catalana, por lo que se puede entender que sus aseveraciones están referidas no solo a la situación de Catalunya sino también a la de Euskadi.

En su encuentro con Sánchez, al ser cuestionado por los periodistas sobre su posición al respecto, el primer ministro de Canadá dijo que la cuestión catalana “es un asunto interno de España” y mostró su confianza en “un acuerdo entre los distintos gobiernos para avanzar, de manera que se respete el Estado de Derecho, la ley y la libertad de expresión”. Sánchez remató su intervención señalando que “cuando hablamos de Catalunya falta empatía. Ha habido durante demasiados años un lenguaje grueso, de confrontación y división. Hay que reivindicar la legalidad y el diálogo”.

comparación “desafortunada” Sus manifestaciones no fueron del agrado del PP que ayer calificó de “desafortunada” la comparación entre Catalunya y Quebec. El secretario general del partido, Teodoro García Egea, afirmó que esa tierra canadiense es hoy “menos prospera” tras las convocatorias de referédum.

Además, el número dos del PP añadió que no saben qué va a hacer Sánchez ante el aniversario del referéndum del 1 de octubre. “No sabemos si va a soplar las velas con Torra o Puigdemont o va a venir con el PP a sumarse a las iniciativas de reforzamiento institucional que están planteando en las distintas cámaras”, exclamó.