Madrid - Cuando Pedro Sánchez mire a sus socios de investidura, la actitud más reticente a la hora de negociar los Presupuestos estatales del próximo año la va a encontrar en ERC, que lleva varios días condicionando el diálogo a la libertad de los presos soberanistas. No así el PDeCAT, JxCat o el propio president Torra, que ayer matizó que los reclusos no serán “moneda de cambio” porque ellos lo han pedido así. Por el contrario, el diputado republicano Joan Tardà amagó ayer con dejar caer los Presupuestos si Sánchez no da una orden clara a la Fiscalía General del Estado para que retire la acusación de rebelión. Durante la sesión de control celebrada ayer en el Congreso de Diputados, Tardà planteó sus condiciones: “Si usted no insta a la fiscal general del Estado a retirar la acusación de rebelión, ¿cómo será posible pactar los Presupuestos? Casi, casi, imposible”, avisó, para pedir después la absolución por el resto de delitos.

Sánchez, por su parte, le respondió que el independentismo no tiene una mayoría social detrás para imponer al resto de la sociedad catalana sus aspiraciones de secesión, y menos mediante un “quebramiento” de la ley. “Respetemos la ley y encontremos cauces para poder fructificar ese diálogo que creo que necesitan tanto los catalanes nacionalistas como los no nacionalistas”, defendió.

Tardà no cedió y avisó a Sánchez de que Catalunya puede ser “la tumba política” del líder del PSOE, y que no puede pretender ofrecer una solución que sea pan para hoy y hambre para mañana. - DNA