pamplona - A la IX Legislatura, esa que comenzó en 2015 con un juego de mayorías que propició un cambio de gobierno histórico en Navarra, le quedan siete meses: los que van desde septiembre hasta principios de abril de 2019, cuando el Parlamento de Navarra quedará disuelto y el Gobierno foral en funciones hasta que en el último domingo de mayo se celebren las elecciones forales y municipales, que esta vez coincidirán además con las europeas.

Eso significa que al quehacer parlamentario no le queda mucho tiempo. Proclamar leyes lleva su trámite y siete meses con dos parones vacacionales de por medio (puente foral y Navidades) no permiten abordar iniciativas legislativas muy ambiciosas a corto plazo. Pero Geroa Bai, EH Bildu, Podemos-Orain Bai e I-E -las fuerzas del cambio que han articulado en el Parlamento la acción legislativa del Gobierno de Navarra- están dispuestas a seguir impulsando el acuerdo programático hasta el final, rematando leyes que se empezaron a trabajar el pasado año e iniciando poco a poco proyectos que, por su naturaleza, son imposibles de concluir en una sola legislatura. Y lo harán, aseguran, sobreponiéndose a unas diferencias que últimamente han quedado muy latentes en temas como la reanudación de las obras del TAV o el gaztetxe Maravillas, y que quién sabe si se enconarán todavía más con el paulatino acercamiento de los comicios.

la responsabilidad del cambio Los protagonistas, sin embargo, aseguran que primará la responsabilidad. “El cambio político son más que palabras y esta responsabilidad nos exige hacer distinguir lo sustancial de lo accesorio”, considera Adolfo Araiz, portavoz parlamentario de EH Bildu, que encara el inicio del último curso con la sensación de que “ni muchísimo menos la legislatura está amortizada” a siete meses del final. “Eso es lo que quisieran algunos, pero desde EH Bildu vemos que todavía queda muchísimo desarrollo en el acuerdo programático, más del que podemos llevar a cabo en una legislatura”. Admite que “la cercanía electoral puede alterar el normal funcionamiento de los discursos políticos”. Pero la apuesta por “el cambio que se inició en 2015” tiene que seguir adelante, “independientemente de las contradicciones que tengamos, que son públicas”. La última, la del gaztetxe Maravillas, se ha visto con estupefacción desde las filas del partido soberanista. “No entendemos el empecinamiento del Gobierno y el partido que lo capitaliza, Geroa Bai, por seguir judicializando una vía que tiene una salida dialogada”, reflexiona, para considerar que las cosas se podrían haber hecho de otra forma. “Tienen que pensar qué han hecho para cabrear a todo el mundo, porque han quemado también la posibilidad de un Instituto de la Memoria con un proyecto para el que no había justificación”. Aún así, “el cambio tiene una responsabilidad, y esperemos que ahí podamos seguir encontrándonos”.

Esas responsabilidades se sustancian en proyectos concretos. Los Presupuestos, por ejemplo. Serían los cuartos consecutivos tras la legislatura de las prórrogas de UPN, y una herramienta “importantísima” para seguir revirtiendo recortes, a juicio de Marisa de Simón, portavoz parlamentaria de Izquierda-Ezkerra. Por eso la agrupación de izquierdas, clave en la actual mayoría, ve muy importante alcanzar un acuerdo para las Cuentas Públicas. No será fácil: el año pasado hubo un intenso debate con amenazas públicas de separación si se incluían partidas para el TAV. Este año electoral no parece que las posiciones vayan a estar más relajadas, aunque la ruptura unilateral del convenio del TAV por parte del Gobierno de Rajoy haya desplazado el ojo de la tormenta de Navarra al Estado, quien hasta que no haya un nuevo acuerdo desarrolla por su cuenta las obras. En cualquier caso, el de lograr unos cuartos Presupuestos es un trabajo que I-E ve “fundamental”. “Seguir funcionando así es la garantía de continuidad del Gobierno del cambio; saber llegar a acuerdos importantes desde la pluralidad”, resume. Y aunque prevé “nerviosismo e inquietud” a medida que se acerquen las elecciones, sabe que “los acuerdos y desacuerdos y las relaciones no se hacen ni se rompen de un día para otro” porque haya puntos de fricción. “No veo que el Maravillas, para el que queremos una mesa de negociación a tres bandas, vaya a meter más presión de aquí a las elecciones que la que ha metido el TAV, las OPE de Educación o la enseñanza de la religión, que han sido también desencuentros graves”, ejemplifica.

También para Geroa Bai, la primera fuerza del cuatripartito, es importante seguir con la tónica de Presupuesto por año que “UPN fue incapaz de lograr cuando estuvo en el Gobierno”, indica Koldo Martínez, portavoz parlamentario de la formación. Tras un último año “clave” de “afianzamiento del cambio social dirigido a las personas”, Martínez asegura que “Geroa Bai seguirá trabajando con responsabilidad y lealtad hacia el cambio”, con la esperanza de que “el resto de fuerzas que lo sustentan hagan lo mismo”. En ello confía quien cree que “hasta ahora” se ha sido capaz de “dialogar y acordar frente a las diferencias de posicionamientos políticos”. “Creo que seguiremos siendo capaces de hacerlo en los próximos meses, la ciudadanía es lo que espera de nosotros”.

Para Mikel Buil, de Podemos, “muy mal tienen que ir las cosas” para no terminar aquello en lo que “un Gobierno y un acuerdo programático han trabajado desde el primer día”. A su juicio, hay que trabajar “hasta el último día” y tratar de reeditar el cuatripartito, porque hay hoja de ruta para trabajar “durante diez años”, después de que el partido morado ha conseguido contener la crisis interna que amenazó con dar al traste el cambio. Con las posturas más relajadas y nuevo nombre para el grupo parlamentario, Podemos-Orain Bai afronta el próximo curso centrados en combatir tres ejes: “El de género, el geográfico, porque no es lo mismo vivir en Pamplona que en Murchante, y el de la edad, porque no es lo mismo estar parado con 30 que con 50 años”.

Desde dentro del grupo parlamentario de Podemos-Orain Bai también verían “demagógico” que en este curso, por la cercanía de las elecciones, se “exacerben las diferencias”. Lo dice Laura Pérez, una de las voces de la corriente crítica Orain Bai que tras un año “en el que al cambio a veces le han faltado recursos, valentía o voluntad” cree que de lo más importante de aquí a mayo es que “el cambio enfrente un debate político de fondo, que supere coyunturas y que supere los pactos entre aparatos”. Con esto se refiere a que para mantener una forma de Gobierno alternativa a la de la derecha hará falta “blindar el cambio” desde abajo. “Por eso nos parece que tenemos que escuchar las reclamaciones de la gente del Maravillas, dialogar con ellos y no plantear un desalojo con torpeza como se ha hecho”.