madrid - La primera sesión de control al Gobierno de Pedro Sánchez en el Congreso de los Diputados sirvió para dar algunas pistas de cómo será la nueva relación entre el PSOE y Unidos Podemos que, por lo visto y si nada lo entorpece, estará marcada por la cordialidad que mostraron ayer Pablo Iglesias y el jefe del Ejecutivo español.
Por su parte, el portavoz del PP Rafael Hernando asumió el papel de ariete de la oposición y declaró la guerra parlamentaria a Sánchez. Tirando del guión establecido le acusó de haber empezado a pagar el precio de pactar con “el populismo, los independentistas que dan golpes de estado y los amigos de la vieja ETA”. Hernando apuntaló su argumentario con una petición a Sánchez para que no acabe como Zapatero y las consecuencias de su incremento del gasto público. Dejó bien claro la oposición que hará el PP, al asegurar que “tendremos lealtad a España, a los españoles, a la Constitución y al rey, pero no con usted, con usted lealtad: aquellos”, remachó Hernando apuntando a la bancada de Unidos Podemos y los nacionalistas.
Iglesias preguntaba por primera vez a Sánchez como presidente del Gobierno y lo hacía después de la reunión que mantuvieron el pasado jueves en el Palacio de La Moncloa, en la que ya abordaron la posibilidad de sacar adelante iniciativas conjuntas en el Congreso con los 84 escaños del PSOE y los 67 de Unidos Podemos.
Clima de colaboración que se vio ayer cuando el líder de Podemos instó a Sánchez a iniciar un “camino de colaboración” y el presidente español amagó con recoger el guante al agradecer a Iglesias su “predisposición” a entenderse con el PSOE para “entre todos” revertir las dinámicas del PP y Ciudadanos.
La pregunta que repetían en el PP era qué precio ha pagado Sánchez para tener el apoyo de Podemos y los grupos independentistas catalanes y vascos. Desde la dirección del partido morado aseguran que no hay contraprestaciones ni pactos y que su apoyo a la moción de censura y a Sánchez no tiene contrapartidas, si bien admiten que se han emplazado a mantener “cordialidad” y unas buenas relaciones en aquellas instituciones en las que gobiernan.
Iglesias aprovechó además para agradecer al presidente del Gobierno que no haya vetado 16 propuestas de la formación morada que antes habían sido bloqueadas por el PP en el Congreso. Una de esa propuestas pide permisos de paternidad y maternidad iguales e intransferibles, que era por la que Iglesias preguntó a Sánchez en la sesión de control, aunque Podemos aspira a que el presidente dé también el visto bueno a la batería de 20 medidas que Unidos Podemos planteó el pasado viernes ante su Consejo Ciudadano Estatal.
“Seguramente si apoyan esta proposición de ley, el PP, Ciudadanos y la caverna dirán que Unidos Podemos le pone deberes, no se los ponemos nosotros, se los están poniendo las mujeres de este país y se los está poniendo la gente que empujó y apostó por una moción de censura”, argumentó Iglesias. Sánchez le garantizó que “este Gobierno va a gobernar con el Parlamento” y no contra él, mientras Iglesias auguraba que el PSOE y Podemos pueden hacer “cosas históricas si trabajan juntos”.
El tono de Iglesias lo decía todo. No parece que en los planes de Podemos esté ponerle las cosas difíciles a Sánchez, sino más bien rentabilizar y aprovechar el cambio de Gobierno para que algunas de sus propuestas puedan ver la luz. Será también una forma de demostrar a su electorado que son “útiles” en la oposición y de que sus votantes puedan enorgullecerse del trabajo de Podemos en el Parlamento. - DNA