gasteiz - ¿Estarían dispuestos a volver a apoyar los Presupuestos del Gobierno Vasco tras todo lo sucedido?
-Nosotros estamos libres de compromisos, pero siempre hemos actuado con responsabilidad, hemos tenido una actitud abierta con el PNV y le hemos apoyado porque tiene un gobierno en minoría, débil. A partir de aquí si quieren hablar vamos a seguir hablando, estamos dispuestos a negociar, pero teniendo en cuenta también su actitud. Ahora ya lo que menos me preocupa es lo que hizo el PNV en la moción de censura, veo mucho más grave el giro político para ir del brazo de Bildu en la Ponencia de Autogobierno, buscando romper nuestros marcos de convivencia, sumándose a las cadenas por la autodeterminación con Bildu y Gure Esku Dago. Me preocupa mucho más ver una deriva en el PNV hacia la radicalidad, está comenzando una vía a la catalana que nos enfrenta otra vez, que nos devuelve a los tiempos de la división entre nacionalistas y no nacionalistas.
¿Ve lejana entonces la posibilidad de alcanzar un mínimo común denominador en torno a la reforma del autogobierno en el que ustedes estén presentes?
-El PNV ha buscado romper la posibilidad de consenso de la mano Bildu, dejando fuera al PP, a Podemos y al PSE. Partidos con posiciones antagónicas en algunos casos hemos coincidido en ver que esa maniobra nos devuelve a terrenos de confrontación. Que el PNV ahora quiera avanzar copiando a los independentistas catalanes es dar la espalda a una mayoría moderada de vascos y de sus propias bases que no quieren bromas. Las propias encuestas del País Vasco dicen que aquí es una minoría la que aboga por la independencia. Enredarnos en esa discusión es hacerle el juego a Bildu.
¿Terminará cambiando el PP su postura sobre la política penitenciaria?
-Nos preocupa que rápidamente el Partido Socialista, no sabemos si respondiendo a algún tipo de acuerdo con Bildu, se esté sumando a la literatura de Bildu en ese sentido. Nosotros decimos que una vez que ETA desaparece quizá se puede revisar, pero no puede haber una solución colectiva, se tienen que analizar los casos de manera individual y solo se puede abordar el acercamiento en el marco de la ley y exigiendo el reconocimiento del daño, rechazando el pasado terrorista y colaborando con la Justicia. Además, hay un empeño en el nacionalismo por hablar permanentemente de presos, y la prioridad a día de hoy sigue siendo cómo deslegitimamos socialmente el pasado terrorista de ETA, cómo achicamos espacios de impunidad, como impedimos que a los terroristas se les reciba como héroes. Luego veremos qué solución damos a quien rechace su pasado terrorista y colabore con la Justicia.
El pasado jueves Bildu firmó una moción en la que apostaba por reconocer el daño causado.
-Sí, pero de una manera táctica, se ha buscado que parezca de alguna manera que se reconoce el daño, pero solo a unas víctimas y no a otras, una chapuza de estrategia, en mi opinión, pura táctica y cero sinceridad. No podemos rebajar la exigencia, el fin de ETA ha sido posible por tener esa exigencia hacia quienes han justificado el terrorismo. No se puede asumir como presos reinsertados a quienes permanentemente se jactan de sus crímenes. No puede haber política de reinserción para quienes justifican el asesinato como medio para conseguir objetivos políticos. Eso es un cáncer social para el futuro del País Vasco.
¿Le sorprendió el nombramiento de Grande-Marlaska como ministro de Justicia? ¿Cómo lo valora?
-Lo hemos acogido con mucho respeto porque nos merece la máxima consideración. Yo le conozco personalmente y me merece un juicio positivo porque creo que en su momento supo dar la cara en la lucha contra ETA, y tengo confianza en que actuará con responsabilidad. A partir de aquí no deja de ser un ministro, y a mí no me preocupan los ministros, que aparentemente son gente que cae bien, lo que me preocupa es que el barco lo dirige el señor Sánchez, que no tiene programa y dice una cosa un día y al siguiente la contraria. Un día España es una nación y al siguiente catorce. Cuando el capitán de la nave no sabe adónde va y no tiene las ideas claras me preocupa lo que puedan hacer los ministros, pero en lo personal Marlaska es una persona que me merece confianza.