Felicitó y habló con Celaá, con quien tiene “mucha relación”. La consejera dijo que la ministra tiene “retos importantes” como la ‘Ley Wert’.

La portavoz de las familias de la escuela pública vasca confía en que haga valer su mayoría y derogue la Lomce. Y además, que revise por completo temas como la Religión o la concertación de centros privados.

A juicio del presidente de Hetel, la apuesta por Celaá es “un espaldarazo importante también al sistema de FP desarrollado en Euskadi”.

El presidente de la red de ikastolas es consciente del escaso tiempo que tendrá Celaá para desplegar un plan, pero desea que amplíe “las posibilidades de fijar el currículo a la comunidades [...] para que pudiésemos dotarnos de una ley propia”.

Para el director general, la visión del sector de Celaá será clave para su mandato. “Pese a su visible tendencia en pro de la Escuela Pública, en tiempos de consejera del Gobierno Vasco supo mantener los pactos gracias a su talante negociador”.

Bilbao - En el mejor de los escenarios, su embajada al frente del Ministerio de Educación será corta. Un par de años (si no hay más cambalaches políticos) en los que Isabel Celaá deberá hacer gala de su talante dialogante y negociador para atender a las numerosísimas demandas y reclamaciones que, de hecho, ya está recibiendo. Tantas, como los parabienes hacia su perfil político que está recaudando desde antes incluso de jurar el cargo.

En cierto modo, la socialista ha querido transbordar las principales líneas programáticas de su etapa como consejera en el gabinete de Patxi López, entre los años 2009 y 2012: escuela pública sin orillar a la concertada, trilingüismo, competitividad y Formación Profesional... Así lo expuso ayer Celaá tras la jura de su cargo al tiempo que reclamó, como ya hiciera durante su etapa como consejera, no mezclar la política con la educación y las políticas educativas.

La ministra apeló a la responsabilidad para buscar estabilidad y consenso y, ante todo, se fijó un objetivo irrenunciable: lograr los apoyos políticos necesarios para hacer realidad el pacto educativo desvanecido durante la etapa de su predecesor Méndez de Vigo. En cualquier caso, en el punto de mira de la comunidad educativa está la Lomce. Quieren que la borre, que la tache de todo registro oficial.

Así se lo han hecho saber tanto los agentes españoles como los vascos. Los primeros, además, con la amenaza sobre la mesa de volver a salir a la calle si no cumple la promesa del PSOE, tal y como advirtieron ayer desde el Sindicato Estudiantil, lo que confirma que la llamada ley Wert es un auténtico obstáculo para el futuro de la educación, y no solo para el modelo vasco. La propia consejera vasca Cristina Uriarte dejaba entrever ayer la posibilidad de un encuentro en el que abordar cuestiones tan espinosas como la derogación de esa ley.

Una petición compartida con el conjunto de agentes de la comunidad educativa vasca y que corre en paralelo a las reclamaciones que, cada uno de ellos a titulo particular traslada a la ministra: apuesta decidida por la red pública, que revierta los recortes aplicados, respeto a las realidades, impulso a la cohesión, y el desarrollo de los sistemas propios, entre otras cuestiones.