bilbao - El PP de la comunidad autónoma ha comenzado la digestión del desalojo de Mariano Rajoy de la Moncloa. Tras un primer impulso que apuntaba a la revancha contra el PNV, Alfonso Alonso trató de reconducir el discurso del partido hacia una posición de moderación y de apuesta por la estabilidad. Por un lado, anunció que el PP no va a tocar “ninguna” de las inversiones que pactó con el PNV en los Presupuestos estatales por un valor de 540 millones de euros. Por otro lado, aclaró que su partido va a apostar por la serenidad también en la comunidad autónoma, lo que puede interpretarse como una puerta abierta al acuerdo presupuestario con el Gobierno Vasco para no quedar en una posición marginal. Sin embargo, no fue tan explícito y existe la posibilidad de que el PP redirija su enfrentamiento con el PNV hacia las negociaciones en la comunidad autónoma. En ese sentido, de momento solo el PP de Bizkaia inició ayer la ruptura con los jeltzales quebrando el acuerdo sobre las Cuentas y el plan urbanístico en Getxo. Lo hizo en el peor momento, un día antes del pleno extraordinario de los Presupuestos. El alcalde Imanol Landa se vio obligado a retirar el proyecto y suspender la sesión de hoy.

En el caso de los Presupuestos de Rajoy, los populares habían anunciado su intención de aprovechar el trámite en el Senado para borrar los compromisos adquiridos con la comunidad autónoma y, de hecho, ampliaron el plazo para registrar enmiendas hasta el próximo lunes. El PP ha rumiado los pros y los contras de esta arriesgada maniobra: iba a dejar en una posición muy delicada al senador alavés Iñaki Oyarzábal, que se vería obligado a suprimir las inversiones previstas para su propio territorio; y, además, se exponía a que fuera una maniobra fútil, porque el Congreso podría tumbar sus enmiendas y regresar las Cuentas a su estado original. Con el paso de las horas esta amenaza parecía cada vez más insostenible e incómoda para el PP, que comenzó a filtrar a los medios de comunicación su intención de realizar un recorte parcial, selectivo, de las Cuentas. Alonso anunció ayer la rectificación total y garantizó que todas las inversiones estarán a salvo, “desde la más grande, la depuradora del Alto Nervión, hasta la más pequeña, arreglar la barandilla de La Concha”. Anunció cambios que quizás no gusten al PNV, aunque podría haber movimientos en partidas que no afecten a los vascos.

El PP ha reconducido sus represalias hacia la negociación presupuestaria en Getxo, donde PNV y PSE carecen de los apoyos necesarios. Este caso puede ser un precedente para otras instituciones vascas, aunque no tiene por qué ser necesariamente extrapolable al Parlamento de Gasteiz. Es de sobra conocida la rivalidad histórica entre el PP y el PNV en ese municipio, uno de los ayuntamientos de la comunidad autónoma donde el partido de Alonso tiene una representación más nutrida. Los populares provocan ahora una situación de debilidad a los jeltzales en la localidad y lo hacen, además, en puertas de las elecciones municipales y forales de mayo. El caso del Parlamento Vasco es diferente. Aún queda legislatura por delante, y no negociar los Presupuestos supondría que el PP renunciase a ejercer su influencia para provocar otra modificación en los impuestos, su gran bandera política en esta legislatura. En la negociación de las Cuentas de 2018, provocó la rebaja del Impuesto de Sociedades. Ahora pretendía modificar el IRPF. Situarse de manera permanente en la oposición supondría sumar fuerzas con EH Bildu y Elkarrekin Podemos, dos formaciones que para el PP son antisistema.

Por ahora, en el Parlamento, el PP parece inclinarse por la estabilidad. En plena negociación del nuevo estatus, podría presentarse como el partido que impide un proceso de ruptura con España, y que lleva a los jeltzales hacia posiciones de moderación en los Presupuestos, un discurso habitual en los populares. “Somos garantía de que esa radicalidad no se transforme en un proceso que pueda romper a la sociedad vasca”, dijo Alonso.

El presidente del PNV, Andoni Ortuzar, por su parte, se reunirá hoy en el Congreso con sus diputados y senadores para diseñar la estrategia en el mandato del socialista Sánchez, que los considera “socios preferentes”.