La imagen del escaño vacío de Mariano Rajoy en la sesión vespertina del debate de ayer de la moción de censura quizá fue la imagen que ofreció la perfecta metáfora del momento de desconcierto y depresión que azotó a la bancada popular desde que a primera hora de la tarde conocieron la decisión del voto del PNV y, por ende, que la moción de censura de Pedro Sánchez adoptaba así credenciales para materializarse hoy.
La tarde transcurrió, despejada la incógnita del voto jeltzale, entre rumores sobre la posibilidad de una dimisión de Rajoy que forzaron a María Dolores de Cospedal, secretaria general del PP y ministra de Defensa, a comparecer ante la prensa para negar este escenario. La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, ejercía de cabeza del banco azul y también de bombero en los pasillos con la prensa. Pero la ausencia de Rajoy, de cuyo paradero las fuentes de Moncloa y del partido no ofrecían ningún dato y las informaciones sobre que podría estar en un restaurante cercano alimentaban especulaciones y el desconcierto, en paralelo con las bromas y las críticas en redes sociales.
Finalmente, apenas pasadas las 22.00 horas, las cámaras pillaban al todavía presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, abandonando un restaurante cercano al Congreso donde permaneció durante horas con la mayoría de sus ministros tras conocer que la moción de censura presentada contra él iba a prosperar debido al apoyo del PNV.
El presidente no hizo declaraciones a su salida del restaurante, desde donde al parecer siguió el debate por televisión. Fuentes del Ejecutivo y del PP informaron a Efe de que el presidente del Gobierno comió con varios ministros y a lo largo de la tarde fueron pasando otros miembros de su Gabinete por ese restaurante, ubicado en la calle de Alcalá. Hacia las 21.30 horas se encontraban en el interior del establecimiento junto a Rajoy la ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal, quien se desplazó hasta allí desde el Congreso.
La noticia de que el PNV apoyaría la moción de censura del PSOE llenó la bancada popular de caras largas y gestos apesadumbrados entre los diputados del PP, que insistían en que el presidente no quiera dimitir y aseguraban que, no obstante, respaldarán cualquier decisión que tome. Algunos diputados admitieron a Efe su tristeza y consideraron muy injusto que la Presidencia de Rajoy acabe de esta forma, tras un debate en el que, consideraron, su líder fue muy superior al socialista Pedro Sánchez. Todos los consultados coincidieron en defender que Mariano Rajoy no dimita porque eso supondría, dijo una parlamentaria “asumir culpas”.
Cuando hoy, salvo imprevisto, se materialice la moción de censura contra Mariano Rajoy, el PP tendrá que empezar a pensar en la ingente tarea que le espera por delante: reorganizarse tras dejar el Gobierno. No quieren los populares ni oír hablar, por el momento, de sucesiones, renovaciones internas y maniobras aquí o allá, según se esforzaban en subrayar algunos dirigentes ayer.
Pero otros admiten que el PP va a tener que afrontar cuanto antes al menos una cuestión: la de su grupo parlamentario. Y es que a partir de hoy se convierte en el primer partido de la oposición y deberá decidir si hace cambios en su dirección o cómo integra a los hasta ahora miembros del Ejecutivo en las tareas parlamentarias. Porque todos los miembros del Gobierno, excepto los titulares de Fomento, Economía y Exteriores, son diputados.
No obstante, nadie se aventura a confirmar si Rajoy ejercerá de líder de la oposición en el Congreso. Cada día, insisten en el PP, tiene su afán, y ayer tampoco tocaba hablar de eso. Y quiénes serán los protagonistas, los principales actores de esta nueva etapa, es otra cuestión de la que en el PP no quieren, al menos ayer, empezar a hablar.