madrid - El Gobierno español no realizará concesiones a ETA si finalmente certifica su disolución, un adiós que escenificará el día 5 de mayo en Baiona. Lejos de acompañar con gestos los pasos que viene dando la organización armada para cerrar definitivamente la persiana, el Ejecutivo de Rajoy no se mueve ni un milímetro de su posición. Ayer no fue menos y el portavoz del Moncloa, Iñigo Méndez de Vigo, zanjó cualquier atisbo de aperturismo al advertir a ETA de que no obtendrá “jamás” contrapartidas por su “derrota sin paliativos”. “Ni ha habido ni habrá”, aseveró.

El comunicado de ETA sobrevoló el Consejo de Ministros presidido por Rajoy, si bien Méndez de Vigo le restó valor al contenido y mantuvo cerrada la puerta a concesiones, como podría ser la flexibilización de la política penitenciaria. Su análisis apenas se movió del habitual acuse de recibo con la retórica habitual. “Hemos estado siempre con las víctimas del terrorismo y estaremos siempre con las víctimas del terrorismo”, resumió, además de recalcar que el relato del fin del terrorismo no será escrito por ETA. “Será el de todos los demócratas que vencimos con ayuda de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, de los jueces y con la ayuda internacional”, concluyó.

El Ejecutivo esperaba “desde hace demasiado tiempo” que ETA pidiera perdón a las víctimas, aunque “a medias”, en un comunicado que “tan solo viene a certificar la derrota total de ETA, la derrota política, la derrota social, la derrota económica, la derrota internacional”. Pero pese a los casi siete años transcurridos desde que decretara el cese de su actividad armada, el portavoz puso en entredicho que la disolución cambie el rumbo de la política penitenciaria.