neumünster - El president cesado Carles Puigdemont abandonó al filo de las 14.00 horas de ayer la cárcel de Neumünster tras 12 días en prisión. Con la decisión del Audiencia Territorial de Schleswig-Holstein, en el norte de Alemania, bajo el brazo, Puigdemont dio sus primeros pasos en libertad bajo fianza apelando a las autoridades españolas a “hacer política” frente a la “respuesta violenta y represiva” de la que ha hecho gala. “Es hora de hacer política, no hay excusas para que las autoridades españolas no empiecen con un diálogo para tratar de encontrar una solución política a nuestras peticiones y no mediante la ley y el derecho penal”, sostuvo.

Fortalecido por un horizonte judicial más despejado que cuando fue encarcelado, y aún siendo conocedor de que pende la resolución de la extradición por el delito de malversación, Puigdemont tendió la mano al Gobierno de Rajoy en un momento en el que el viento sopla a favor del president cesado. El sistema judicial español, al que Moncloa se ha aferrado como respuesta al procés independentista, ha encajado un varapalo de las instancias alemanas. Pero lejos de abrazar el discurso victorioso, Puigdemont efectuó su enésimo llamamiento a zanjar la cuestión política a través de la palabra. “La época del diálogo ha llegado, pedimos dialogar”, repitió.

Usando el alemán y el inglés durante su alocución, y tras reclamar “la liberación inmediata de todos los compañeros que continúan en las prisiones españolas”, una situación que “es una vergüenza para Europa”, Puigdemont aseguró confiar “en la democracia europea, basada en la voluntad de las personas, la separación de poderes, la paz y los derechos humanos”. Este es, a su juicio, el tipo de democracia que “corre riesgo en España. No sólo por el derecho a decidir, también por la democracia. Esta lucha no es interna, sino que afecta a todos los ciudadanos europeos que se preocupan por los riesgos de una democracia débil que acabará con Europa”, redundó ante la expectación de medios de comunicación de media Europa. Tras la breve comparecencia, emprendió rumbo a Berlin. Su agenda constaba de un encuentro con miembros de JxCat y ERC desplazados a la ciudad alemana, así como una rueda de prensa. Esta última cita fue desconvocada “por cuestiones legales”. Puigdemont efectuará su valoración hoy por la mañana.

La lucha de Puigdemont contra la Justicia española no está para nada zanjada. Sobre él pende la amenaza del delito de malversación, si bien su defensa legal se mostró optimista al respecto. Su letrado en Alemania, Wolfgang Schomburg, se congratuló de que la Audiencia de Schleswig-Holstein descartara “definitivamente y desde el inicio” la petición de extradición por rebelión. “Vamos a estudiar ahora qué ocurre con la de malversación de fondos públicos”, avanzó, sin querer dar pistas sobre la estrategia que emprenderán. En todo caso, el proceso será largo. La tramitación de la euroorden por el segundo delito tiene un límite máximo de 60 días antes de decidir su entrega o no a España, si bien las alegaciones que puedan presentar podrían dilatar ese plazo. Mientras tanto, Puigdemont es libre de moverse por el país germano, aunque debe permanecer localizable.

batalla judicial abierta Sin dar mayor importancia a la instantánea que se daba a más de 2.000 kilómetros al norte, Moncloa sí que moduló su discurso con respecto al expresado cuando se conoció que Puigdemont saldría libre. Pasó de “acatar” la decisión judicial alemana a avanzar que la batalla judicial está abierta, también en el caso de la rebelión que se le imputa al president cesado. El portavoz del Gobierno español y ministro de Cultura, Iñigo Méndez de Vigo, invitó a “esperar”, ya que “el procedimiento continúa y ya veremos cuál es el resultado final del mismo”. Alfonso Dastis, el titular de Exteriores y jefe de la maquinaria diplomática que ha visto como las reclamaciones judiciales españolas han caído en saco roto en Alemania, Bélgica y Escocia, afirmó por su parte que las decisiones de los jueces germanos no dependen de la “pedagogía” que pueda hacer el Gobierno, sino de las conclusiones a las que lleguen.

La salida de la cárcel de Puigdemont también tuvo impacto en el PSOE. Socio del PP en la aplicación del 155, su secretario general Pedro Sánchez modificó su guión al advertir ayer de que “el Gobierno se está escondiendo detrás de las togas, pero se necesita una solución política”. La réplica de Podemos, por boca de Pablo Iglesias, fue inmediata. “Bienvenido Pedro Sánchez al sentido común”, subrayó.