parís - El Gobierno francés ha cumplido su palabra y pocas semanas después de anunciarlo oficialmente ha iniciado el acercamiento de los presos de ETA que cumplen condenas en sus cárceles a Mont-de Marsan, en Las Landas, el centro penitenciario más próximo al paso fronterizo de Biriatu. Y lo ha hecho en aplicación del régimen común y de su ordenamiento jurídico que establece el acercamiento solamente para quienes realicen una petición de forma individualizada, que estén en el tramo final de su condena, que presenten una buena conducta en prisión y que no tengan delitos de sangre ni estén requeridos por la Justicia francesa.
Son dos los reclusos que ha trasladado en este primer movimiento, Zigor Garro Pérez y Julen Mendizabal Elezkano, pero en las próximas semanas procederá a acercar a otros quince presos que cumplen los requisitos para ello. El medio centenar restante que purga en los centros penitenciarios franceses no se ajusta a los condicionantes establecidos y, en consecuencia, el Gobierno de Emmanuel Macron no tiene previsto flexibilizar su situación.
Garro, considerado en el momento de su detención como el jefe del aparato logístico de ETA, cumplía su condena de 17 años en el centro penitenciario de Saint Maur, al sur de París, situado a casi 540 kilómetros de la frontera franco-española y 680 de su Errenteria natal. Allí permanecía recluido desde 2006 tras ser detenido junto a otros dos miembros de ETA. Su arresto se produjo pocas horas después de haber sido condenado en rebeldía a siete años de prisión por el Tribunal Especial de París a 14 miembros y colaboradores del aparato logístico. Su condena termina dentro de dos años y medio.
Julen Mendizabal, natural de Arrasate, cumplía pena de siete años en la cárcel de Osny, al norte de París, a 850 kilómetros de Euskadi, prisión en la que también está recluido David Pla, uno de los interlocutores de ETA en las cárceles. Le llega el acercamiento cuando apenas le queda poco más de un mes para cumplir su pena y quedar en libertad. Fue detenido en 2013 junto a otros cinco miembros de ETA que también integraban el aparato logístico. Figuraba en los listados de los terroristas más buscados. El Ministerio de Justicia francés les retiró a finales del año pasado el régimen de especial vigilancia tanto a él como a Garro, lo que en la práctica supone una mejora de sus condiciones penitenciarias y un régimen algo más laxo y menos controlado.
Mont-de-Marsan está a 140 kilómetros del paso fronterizo de Biriatu. Garro y Mendizabal cumplirán allí sus últimos días de condena y quizás se le unan otros reclusos de la banda en las próximas semanas, aunque el Ministerio de Justicia francés también contempla el acercamiento a la prisión de Lannemezan, a 330 kilómetros de Euskadi, donde ya purgan otros seis presos de ETA.
El Gobierno francés pretende resolver cuanto antes la situación de los internos de ETA para así desviar y concentrar los recursos disponibles a los más de dos mil presos yihadistas que moran en sus prisiones, en muchos casos terroristas considerados peligrosos. Los reclusos etarras constituyen un problema menor y además tienen un impacto social reducido teniendo en cuenta que la banda apenas ha causado víctimas entre los nacionales franceses y en suelo galo.
Con la llegada de Macron al Eliseo los contactos entre los Gobiernos español y vasco, así como la interlocución con la Delegación de Iparralde -en la que participan los Artesanos de la Paz- se han intensificado y han dado a una nueva situación con los presos de la banda en Francia que contrasta con la actitud inflexible del Gobierno español. En este sentido, el portavoz del Ejecutivo vasco, Josu Erkoreka, calificó de buena noticia la iniciativa de Francia y añadió que supone un paso que pone de manifiesto que el acercamiento “se puede producir en el marco de la ley”.