MADRID - Fiel a su estilo, Mariano Rajoy echó balones fuera cuando su ministro de Economía, Luis de Guindos, venció esta semana en la carrera por la vicepresidencia del Banco Central Europeo. Su traslado a Fráncfort supone un “éxito” para su Ejecutivo, pero la vacante del que fuera su brazo ejecutor en materia económica abre un horizonte de interrogantes. Solo se sabe que su cese se oficializará este próximo lunes. Poco amigo de las revoluciones, Rajoy no ha desvelado si moverá profusamente el banquillo o apostará por la continuidad. Pero lo cierto es que no son pocas las voces dentro de su partido que le han animado a introducir cambios para reactivar las políticas del PP, que se está viendo lastrado en las encuestas ante la fortaleza de Ciudadanos. Las elecciones municipales, autonómicas y europeas de 2019 asoman en el calendario más como una seria amenaza que una oportunidad para la redención en las urnas.
Remodelación puntual o revolución en profundidad aprovechando un efecto dominó por la marcha de Guindos, lo cierto es que en el seno del PP existen cada vez más voces que apuntan a la necesidad de que la formación se ponga el mono de trabajo para las elecciones del año próximo. Los populares siguen teniendo una solvente implantación autonómica -sobre todo en el caso de los feudos madrileño, gallego o castellano-leonés-, pero las encuestas muestran un paulatino desgaste. La respuesta dada por Moncloa al procés independentista en Catalunya he dejado seriamente tocado al PP, que ha visto como su filial en suelo catalán casi desaparecía de golpe y porrazo tras el 21-D. El tirón de Ciudadanos, que le podría disputar su porción de votantes de centroderecha, es cada vez más evidente. Los innumerables casos de corrupción que asolan al partido también merman los apoyos. Así, no es de extrañar que el último sondeo del CIS mostrara un PP en seria caída. Pasaría del 33% de votos obtenidos en las elecciones del 2016 a un 26% raspado; pero más explicativo es que perdieran dos puntos en apenas seis meses con respecto a la anterior prospección. Rajoy, además, no remonta posiciones entre los líderes políticos.
Síntoma de debilidad o no, una remodelación en profundidad puede insuflar oxígeno ante una acción de gobierno que ha desgastado sobremanera al Gobierno del PP. Más de perfil técnico que de talante mediático, ninguno de los miembros del gabinete de Rajoy cosecha excesivas simpatías en cada encuesta publicada por el CIS, salvo la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría. Aún así, Rajoy abogaría por un nuevo ministro de Economía que no desentonara con la correlación de fuerzas que cohabitan en los Consejos de Ministros semanales -las disputas de Sáenz de Santamaría y Cospedal, el ascendente del que goza Montoro...-, que, además, se desempeñaría sin brillo propio con un presupuesto prorrogado de cara a las elecciones de 2019. Por otro lado, el presidente tampoco tendría excesiva prisa, ya que Guindos será nombrado oficialmente el 23 de marzo, por lo que aún tiene un mes para decantarse por su reemplazo.
Por lo pronto, el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, ya ha dicho que no al cargo. “Ya tengo bastante”, deslizó esta misma semana. Otra de las candidatas para hacerse con su puesto es la ministra de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, Isabel García Tejerina. Su cartera “es muy importante, y hay mucho que hacer”, zanjó. Mientras tanto, y aunque parezca contradictorio, es la oposición la que está reclamando públicamente una remodelación de calado en el Consejo de Ministros. Ciudadanos, por boca de su presidente Albert Rivera, apeló a un cambio “de arriba abajo”.
Más candidatos “Vamos a esperar primero al nombramiento y estén tranquilos que cuando haya sustituto se lo contaré”, fue lo que acertó a decir esta semana Rajoy sobre el reemplazo de Guindos. Y a pesar de que en un principio apuntaba a tomarse su tiempo, el presidente podría dar el nombre del sustituto tras el habitual Consejo de Ministros del viernes. No obstante, aboga por no dar pista alguna. Estrechos colaboradores de Rajoy, los hermanos Nadal están en el centro todas las quinielas. Álvaro es ministro de Energía y Turismo y Alberto secretario de Estado de Presupuestos y Gastos. En un escalón más bajo, y dotados de un carácter más tecnócrata, se sitúan algunos altos responsables en los Ministerios de Economía y Hacienda, tales como la actual secretaria de Estado de Economía y Apoyo a la Empresa, Irene Garrido; la secretaria general del Tesoro y Política Financiera, Emma Navarro; o la directora de la Oficina Económica del presidente, Eva Valle. También cobra fuerza la candidatura del vicepresidente del Banco Europeo de Inversiones (BEI). Por ahora todo son rumores y la última palabra, en todo caso, será la de Rajoy. Toca mover ficha.