Con un 2018 sin comicios a la vista que permite que los partidos puedan negociar sin el corsé de las contiendas electorales, el lehendakari Iñigo Urkullu considera que este año puede resultar fundamental para alumbrar un nuevo estatus político para la CAV. A pesar de las dificultades y lo enconado de las posturas, Urkullu confía que la ponencia de Autogobierno del Parlamento Vasco sea capaz de alumbrar un nuevo texto articulado que recoja los postulados de todas y cada una de las formaciones. Tanto es así que ayer emplazó a “nacionalistas vascos y españoles” a dejarse pelos en la gatera para redactar un texto que alcance el mayor de los consensos.

El lehendakari invitó a PNV, EH Bildu, Elkarrekin Podemos, PSE y PP de la CAV a que cada uno se deje “algo de lado” para centrarse en ofrecer una alternativa pactada y trasladársela con posterioridad a la ciudadanía vasca. La meta está fijada para antes del final de año. Los partidos con presencia en el Parlamento tienen de plazo hasta el 31 de enero para presentar sus propuestas, que Urkullu confía en que sean claves para el acuerdo. Entrevistado en Euskadi Irratia, reconoció que “nadie debería renunciar a sus principios u objetivos”, pero no por ello se debería dejar de aspirar a meter la directa en la ponencia para “superar las cargas de décadas” en una Euskadi que vive un escenario político bien diferente al del pasado reciente. “Si el objetivo es la cohesión”, los distintos grupos parlamentarios deben buscar “acuerdos para construir una sociedad”, aseveró.

La meta es lograr “un acuerdo mínimo entre los que tenemos identidades políticas e ideológicas distintas. Todos tenemos algo que dejar de lado, no solo los que somos nacionalistas vascos, sino también los que son nacionalistas españoles, aunque ellos no se reconozcan así a sí mismos”, refrendó. Quemada la primera fase de la ponencia y a punto de abrir una segunda de mayor complejidad -en la que se podría encargar la elaboración de un primer borrador-, el lehendakari tampoco orilla la posibilidad de establecer un marco normativo que encauce el derecho a decidir. Al igual que recientemente han expresado varios miembros de su partido, Iñigo Urkullu avanzó que no se debe tener miedo “al derecho a decidir”, si se materializa con el suficiente consenso.

“Avisos” de PSE y PP No obstante, tanto PSE como PP reniegan del derecho a decidir en cualquiera de las fórmulas que se puedan aplicar. Así lo han mostrado públicamente durante los últimos días en sendas declaraciones realizadas por el presidente popular en la CAV Alfonso Alonso y el eurodiputado socialista Ramón Jáuregui. Urkullu calificó las referencias como “avisos”, que “no es que los tenga en cuenta o no”, pero en todo caso será la Cámara de Gasteiz la que determine si se incluye en el nuevo estatus. En ese sentido, y además de que PNV, EH Bildu y Elkarrekin Podemos podrían formar una mayoría favorable, rememoró que el Parlamento Vasco ha dado luz verde a diversas resoluciones que ampararon la potestad de que los ciudadanos vascos decidan libre y democráticamente su estatus político futuro.

La receta de Urkullu sigue pasando por la bilateralidad “con garantías”, que es el mecanismo que rige un pilar fundamental del autogobierno como es el Concierto Económico. A esa modalidad se aferra el lehendakari, en la que “una de las partes no puede imponer nada a la otra”. Así se esquivarían los numerosos incumplimientos del Estatuto de Gernika, sobre el que un informe del Gobierno Vasco contabilizó en 37 transferencias pendientes de traspaso, o la judicialización de las acciones políticas de Lakua por parte de Moncloa al elevar recursos ante el Tribunal Constitucional por supuestas invasiones competenciales.

ETA y presos Por otro lado, 2018 también debe ser el año de la desaparición definitiva de las siglas de ETA. “Si sucede cuanto antes, mejor para todos, para que tengamos claro que podemos dar por terminada esa historia anterior”, afirmó el lehendakari. Del mismo modo, y ante la reciente disposición del colectivo de presos de ETA -EPPK por sus siglas en euskera- de “reconocer el daño causado”, Urkullu asumió que es un “avance”, si bien emplazó a los reclusos a “reconocer que el daño causado ha sido injusto”.