barcelona - Dentro del tira y afloja que mantienen Junts per Catalunya y ERC de cara a la sesión de investidura del nuevo president de la Generalitat, con el exiliado en Bélgica Carles Puigdemont y el encarcelado Oriol Junqueras en pugna directa para ocupar ese cargo, la formación republicana ha llevado a cabo en las últimas horas un golpe de efecto al deslizar que estaría dispuesta a ceder uno de sus 32 escaños a la CUP. De este modo, el partido anticapitalista podría sumar el mínimo de cinco parlamentarios necesario para formar grupo propio, en lugar del ingrato destino de compartir espacio con el PP -que también logró cuatro asientos el 21-D- en el Grupo Mixto.

De este modo, al menos en teoría, la formación que lidera Junqueras trataría de atraerse el respaldo de los cuperos de cara a la nueva legislatura, toda vez que el juego de mayorías no cambia: JxCat, ERC y la CUP siguen sumando 70 diputados, dos más que la mayoría absoluta, de un total de 135 escaños. Fue el diputado de ERC en el Congreso, Gabriel Rufián, el que soltó la liebre al afirmar, en declaraciones a 8TV, que “se está hablando, y para mí sería una gran noticia, de que Junts per Catalunya, y principalmente ERC, cedan diputados a la CUP para que tengan grupo en el Parlament. Me parece muy importante y un gran gesto que reforzaría a un grupo parlamentario imprescindible”. Posteriormente, y ahondando también en las negociaciones que las fuerzas independentistas están llevando a cabo durante estos días para amarrar en lo posible la nueva configuración del Parlament, Rufián confirmó lo expuesto con un mensaje en Twitter: “Intentaré ser claro. Si de ERC depende, la CUP debería tener grupo parlamentario”, escribió.

Estas palabras del dirigente republicano tuvieron respuesta por boca del número 3 de la lista de la CUP por Barcelona en las elecciones del 21-D, Vidal Aragonés, quien consideró que la cesión de un parlamentario a su formación, ya sea por parte de ERC o JxCat, sería lógica. Explicó que la CUP no ha pedido dicha cesión, “pero los votantes independentistas no entenderían” que no se produjera “teniendo en cuenta las renuncias y sacrificios que ha hecho la CUP” en los últimos meses. “Lo entenderíamos como una normalidad absoluta. El pueblo de Catalunya no va a entender otra realidad teniendo en cuenta los sacrificios que ha hecho la CUP”, insistió en declaraciones a La Sexta.

Mayor subvención Lo que queda claro es que, con las palabras de Rufián, ERC estaría tratando de anotarse el tanto de reforzar a la CUP al permitirle tener grupo propio, con todo lo que ello supone en cuanto a tiempo de intervención en los plenos, subvenciones, etc. De este modo, si hasta ahora recibía 1.235.000 euros de forma anual, en el Grupo Mixto le corresponderían 43.000 euros al mes: 10.000 por estar en el tramo de entre uno y cuatro diputados, más los 8.295 euros, también mensuales, por cada representante. A ello se suma que dejaría de percibir las partidas asignadas a los presidentes de grupo, de 2.885 euros. Como efecto colateral, el hecho de que la CUP pudiera seguir volando sola en el Parlament beneficiaría al PPC, que como única formación en el Mixto funcionaría en la práctica como grupo propio.

Guiños a los ‘comuns’ Esta posibilidad se enmarca en la lucha que mantienen JxCat y ERC de cara a situar a sus respectivos candidatos en la jefatura del próximo Govern. Como ejemplo, la exigencia de los republicanos de que Carles Puigdemont regrese al Estado español si aspira a ser investido, con el fin de evitar un president por vía telemática. Que la CUP obtuviera grupo propio supondría, de hecho, un agravio al discurso desplegado por Puigdemont tras el 21-D, cuando se congratuló de que ya no necesitarían el apoyo de los anticapitalistas al sumar JxCat y ERC 66 escaños frente a los 65 del resto: Ciudadanos, PSC, CatComú y PPC. Sin embargo, si ERC cede un representante a la CUP, se produciría un empate a 65, además de los cinco cuperos. Todo ello con independencia de que el diputado cedido siguiera cumpliendo con la disciplina de voto de ERC.

Se da además la circunstancia de que, en base al reglamento del Parlament, la cesión del parlamentario se mantendría durante toda la legislatura. Así, en caso de querer salir de la CUP, tan solo podría pasar a ser diputado no adscrito. En estos movimientos sigue pesando mucho la presión a la que la CUP sometió en la pasada legislatura al Govern de JxSí y ERC, que incluyó el veto a unos presupuestos y que el president Puigdemont tuviera que someterse a una cuestión de confianza. Tras el 21-D, los partidos de Junqueras y del propio Puigdemont trataron de sacudirse esta dependencia de la CUP, cuyos votos siguen siendo necesarios, ofreciendo un acuerdo de estabilidad, e incluso entrar en el Govern, a Catalunya en Comú-Podem. Sin embargo, Xavier Doménech rechazó esta posibilidad, lo que llevó a JxCat y ERC a mirar de nuevo a la CUP, de la que requieren dos votos para alcanzar la mayoría absoluta de 68 escaños.