e n las poblaciones donde Esquerra Republicana o el PDeCAT tienen mayor implementación social, la campaña electoral del 21-D se ha vivido muy emotivamente. Que Oriol Junqueras esté aún en prisión y Carles Puigdemont continúe en Bruselas exiliado, ha hecho aflorar mucha indignación que se ha traducido en una participación sin precedentes tanto en la campaña como en la jornada electoral. En el área metropolitana de Barcelona, Sant Cugat es de los pocos municipios que no ha sucumbido ni al rojo socialista histórico ni al morado podemita. Gobernado por CiU desde 1987 ininterrumpidamente, la actual alcaldesa, Mercè Conesa, es también la presidenta de la Diputación de Barcelona.
Sant Cugat es uno de los municipios con una natalidad más alta de Catalunya y en los últimos años su crecimiento ha sido exponencial. Cerca de 90.000 personas viven en este municipio, casi adosado a Barcelona, repartidos en el núcleo antiguo de la población y cuatro barriadas algo dispersas al pie de la montaña del Collserola. También es uno de los municipios que goza de una de las rentas per cápita más altas de Catalunya.
El centro histórico, muy bien conservado, es prácticamente peatonal. Este es uno de los argumentos que dan los vecinos de Sant Cugat ante la sorprendente falta de carteles electorales. “Los partidos prefieren encartelar en la periferia, por allí donde circula la gente en coche, o en las entradas al núcleo del pueblo”, señalan. “Tampoco sería lógico que las fachadas de nuestras calles se llenaran de carteles electorales”, apunta un vecino disgustado con la idea. Alguna pintada en la pared pide la libertad de Oriol Junqueras y algunos discretos carteles piden votar a cualquier partido independentista. “Independencia o represión, vota república”, rezan.
En la sede de la campaña de Junts per Catalunya, Anna y Jordi hacen guardia pacientemente para solventar los contratiempos habituales que suelen vivir los apoderados en las jornadas electorales. Explican que en una elecciones normales, el PDeCAT suele reunir unos 40 apoderados pero que en esta ocasión más de 200 personas han solicitado participar voluntariamente. “La gente está muy movilizada y con ganas de trabajar, están esperanzados”, explican. En el local que la candidatura del president destituido Puigdemont ha habilitado para la campaña se han celebrado chocolatadas, actividades con niños, actividades navideñas, etc. También mítines, con los líderes locales y con Josep Rull, al poco de ser liberado de prisión. “Aquí, además de hacer campaña, hemos atendido muchas preguntas sobre los bulos que corrían por internet”, señala Anna. “Esta campaña se ha vivido más intensamente por whattsapp que en las calles”.
También hacen hincapié en la indignación que causaron las prohibiciones de la Junta Electoral Central sobre los lazos amarillos y las múltiples dudas sobre vestimenta que unos y otros podían lucir el día de ayer. La alcaldesa Mercè Conesa sí acudió a su cita con las urnas con jersey amarillo y lazo en la solapa, pero a decir verdad, ni en la calle ni en los colegios electorales el color amarillo fue prolífico. “La gente ha sido prudente pese al enfado inicial”, asegura Jordi.
ambiente tenso Para los apoderados la jornada electoral fue intensa. Pese a que transcurrió con normalidad y sin incidentes destacados, algunos voluntarios de ERC señalaban que la jornada había sido tensa, sobre todo con los apoderados de Ciutadans. Josep, que es la sexta vez que ejerce de apoderado, explica que en otros comicios hasta ha ido a comer o a cenar con apoderados de otros partidos. “Pasamos muchas horas aquí y al final hablas de todo con todos, pero esta vez el trato ha sido muy tenso y desagradable en algunos momentos con algunos partidos”, lamenta. Y es que el clima de concordia que se había podido respirar en ocasiones anteriores esta vez ha brillado por su ausencia.
En la sede del Partido Popular de Sant Cugat los ánimos tampoco eran festivos. Aseguran que la campaña ha sido dura porque el “bando de los independentistas” tenía a todos los medios a su favor y hacer campaña en la calle era “un deporte de riesgo”, pese a que no nombran ningún incidente concreto.
Ayer jueves, era día de mercadillo semanal y los vecinos coincidían en señalar que no había ni más ni menos movimiento que un jueves normal. Solo un extra de niños que hoy no tenían colegio por decreto del Gobierno español delataba la singularidad de un jueves en el que los vecinos y vecinas de Sant Cugat cumplieron con su cita con las urnas.
Hoy el día empieza con resaca electoral más acentuada que de costumbre: la tensión, los dobles recuentos y que ya van muchas campañas en muy poco tiempo empieza a pasar factura. Por suerte, como apuntaba el apoderado de ERC, es viernes y mañana empiezan las vacaciones de Navidad.