madrid - Para Pablo Llanera Conde (Burgos, 1963) el derecho es algo que se mamó en su casa desde su más tierna infancia. Sus padres eran abogados y su madre, además, tuvo el honor de ser la primera mujer incorporada al Colegio de Abogados de Burgos. Así, las reuniones familiares se centraban en la “lógica jurídica” y a él siempre le resultó atractiva la realidad profesional de sus progenitores, por eso desde bien pequeño ya quería estudiar Derecho.

Licenciado en Derecho por la Universidad de Valladolid, ingresó en la Carrera Judicial en 1989 y el año siguiente ascendió a la categoría de magistrado por oposiciones restringidas. Fue titular de un Juzgado de Primera Instancia e Instrucción en la localidad cántabra de Torrelavega y en Burgos, y juez de instrucción en Barcelona entre 1992 y 1998, fecha en la que se incorporó a la Audiencia Provincial. En 2011 fue elegido presidente de este órgano judicial, cargo en el que permaneció hasta su nombramiento para el Supremo en enero de 2016. El Pleno del Consejo General del Poder Judicial le eligió por amplia mayoría -obtuvo 16 de los 21 votos- para ocupar una plaza de magistrado en la Sala Segunda del Supremo, vacante por la jubilación de Joaquín Giménez. Así, de sus 28 años en la judicatura 19 los ha pasado en Barcelona, donde ha cimentado su carrera.Está afiliado a la mayoritaria y conservadora Asociación Profesional de la Magistratura (APM), de la que fue portavoz y presidente entre enero de 2013 y noviembre de 2015.?

Jueces y fiscales que han trabajado junto a él le califican como un reputado técnico en materia jurídica que llegó a la plaza del Supremo gracias a su acreditado talento y mérito profesional. Además, le consideran un tipo afable, buen comunicador y técnicamente un erudito. A Llarena se le atribuye, asimismo, un marcado respeto a las reglas procesales y al imperio de la ley. - J.N.