gasteiz - Carmen Hernández, viuda del concejal del PP en Durango Jesús María Pedrosa, asesinado por ETA en 2000 tras tres años de acoso a él y a su familia, prestó ayer su testimonio en la ponencia de Memoria y Convivencia del Parlamento Vasco, un foro al que emplazó a los populares a sumarse. “Deberían incorporarse, cuanto antes lo hagan antes podremos construir una convivencia en paz y libertad, tenemos que intentar ser generosos”, enfatizó Hernández, que desde hace ya varios años participa en diferentes iniciativas como el programa Adi-adian, mediante el que las víctimas cuentan su experiencia a los escolares vascos; o la iniciativa Eraikiz, que pide a los partidos reconocer a todas las víctimas sin discriminaciones. También se ha reunido con presos de la vía Nanclares, y tomó parte en la iniciativa Glencree, que trasladó a Irlanda a varias víctimas de diferentes violencias para buscar puntos en común.
Ayer Hernández subrayaba que el PP “tiene que estar” en la ponencia para que se le oiga, y “bajar el tono en lo que no tiene razón”, pues “aquí no sobra nadie, somos un pueblo muy plural y ellos también tienen gente a la que representan”. La viuda de Pedrosa cree que “todos tenemos que empujar de alguna manera”, y reivindicó la necesidad de “reconocer de forma igual a todas las víctimas”, pues “ha habido mucho sufrimiento por ambas partes, hay víctimas de torturas, de violaciones de derechos humanos en todo este tiempo que todavía están sin ningún reconocimiento”. Por ello, reclamó “justicia, verdad, reconocimiento y reparación de forma equitativa para todos”.
Antes de comparecer frente a los grupos políticos, Hernández explicó a los medios de comunicación “cómo ha evolucionado mi vida desde que mataron a mi marido; desde el principio me prometí -señaló- intentar ser fuerte, por mis hijas sobre todo, y he tratado de poner mi granito de arena donde hiciese falta”. Así, explicó su experiencia en Glencree. “El sufrimiento de unas y otras víctimas era el mismo, ese fue el primer punto en común, y luego consensuamos otras cosas, sin pasar puntos rojos que no se pueden pasar”, señaló Hernández, que también reconoció haberse sentido mucho más “arropada” por las instituciones que las primeras víctimas del terrorismo. En todo caso, reclamó autocrítica “a los periodistas”, porque “muchas veces no se ha deslegitimado la violencia”, y a los partidos, para que “se pongan a trabajar y no se tiren los trastos a la cabeza, que lleguen a acuerdos; hay que ceder e ir consensuando cosas”. Además, dejó un mensaje específico para EH Bildu. “Que reconozca de una vez por todas que matar estuvo mal antes, está mal ahora y estará mal siempre; los derechos humanos son un absoluto ético y deben ser respetados”.
Además de Hernández, ayer también asistió a la ponencia Ane Muguruza, la hija del dirigente de Herri Batasuna Josu Muguruza, asesinado el 20 de noviembre de 1989, un día antes de tomar posesión como diputado en el Congreso, en un atentado reivindicado por el GAL. Muguruza se siente dolida por el trato recibido por las víctimas de la violencia del Estado, y muy especialmente por la decisión del Tribunal Constitucional de mantener la suspensión de parte de la Ley de abusos policiales.
“Con esta decisión del Tribunal Constitucional el Estado nos demuestra que su régimen del 78 está mas fuerte que nunca, que no tiene ninguna intención de solucionar esto, y estamos viendo como se está victimizando doblemente la muerte de nuestros familiares”, denunció Muguruza, quien puso sobre la mesa “la soledad que hemos soportado las víctimas de violencia del Estado en todos estos años”. Según criticó, la “firme exigencia de autocrítica que se hace a algunos sectores” no tiene su reflejo cuando “cuando la autocrítica le correspondería hacerla al Estado”. “En este momento -prosiguió-, el Estado no nos reconoce como víctimas de su violencia; me gustaría que cuando se dé ese reconocimiento la exigencia de autocrítica firme por la muerte de nuestros familiares vaya en la misma dirección”.
Muguruza fue crítica además con la apuesta del Gobierno Vasco y el PNV por la negociación con el Estado. “El camino de la bilateralidad es utópico, en este momento no es en absoluto viable; estamos viendo que diferentes proposiciones de ley del Gobierno Vasco las está echando para atrás el propio Estado”, señaló la joven, quien cree que los jeltzales “deberían replantearse esa bilateralidad para avanzar en la convivencia”.
También compareció ayer, aunque no hizo declaraciones, Inés Núñez de la Parte, hija de Francisco Javier Núñez, víctima de abusos policiales. Su padre fue torturado en 1977 por dos policías, que además le obligaron a beber coñac y aceite de ricino, y murió tras una agonía de trece días.