BARCELONA - De visita ayer en Bilbao para celebrar un encuentro bilateral con el Gobierno Vasco, el portavoz y conseller de Presidencia de la Generalitat, Jordi Turull, salió al paso de las acusaciones que se vienen vertiendo contra la gestión de los atentados. Su labor tras los atentados del 17 de agosto, pero sobre todo el hecho de no haber dado verosimilitud a un aviso de amenaza de atentado en Barcelona recibido meses antes, ha sido puesta en entredicho desde ciertos sectores, generando una polémica política alimentada además por la cercanía con el referéndum soberanista del 1 de octubre. “Si alguien lo que quiere insinuar es que el atentado se podría haber evitado, que tenga el coraje de decirlo”, retó Turull emplazando a quienes ponen en duda la capacidad de la policía catalana y echan más leña al fuego en una “campaña de intento de desprestigio hacia los Mossos d’Esquadra” en la que el Govern de Puigdemont “no va a entrar más”.
Molesto por las informaciones que se vienen publicando estos días y tratando de zanjar la cuestión, Turull se agarró al argumentario defendido un día antes desde la Generalitat por boca de el conseller de Interior, Joaquim Forn, y el responsable de los Mossos, Josep Lluís Trapero. El aviso existió, pero no tuvo la credibilidad suficiente para los altos cargos policiales ni provenía de una fuente de máxima solvencia. No la tuvo para los máximos responsables de la policía catalana, pero tampoco para los del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), la Guardia Civil y la Policía Nacional. “La absoluta mayoría” de los catalanes están “perplejos” por el hecho de que “después de la actuación que hubo, de que en cinco días se pudiera desactivar aquella célula, haya esta campaña de intento de desprestigio”, sostuvo.
El portavoz del Govern no detalló quien estaría detrás de la campaña, pero tampoco tuvo reparos en señalar como autores a los “intereses mediáticos y políticos que no dan la cara”. Sin que hayan existido reproches cruzados entre los gobiernos español y catalán por la actuación policial ante los ataques terroristas de Cambrils y Barcelona, aunque sí diferencias notables en cuanto a la gestión posterior, Turull se mostró contrariado porque “habiendo funcionado bien ahora se haya instalado esta campaña de reproches, de documentos absolutamente dudosos y de gente que está opinando sin conocer exactamente la dinámica de coordinación entre los distintos cuerpos y fuerzas de seguridad”.
“Avisos hay a centenares cada día”, resumió Turull sobre el supuesto informe que la CIA habría hecho llegar en mayo sobre un inminente ataque yihadista en la Rambla de Barcelona, hecho que finalmente sucedió. De la misma forma, calificó como “inaudito” que “los mismos que nos niegan o no nos dejan entrar en la Europol -red europea de información policial-, dicen como si cada día estuviésemos en contacto con la CIA”. Lejos de los reproches de algunos representantes políticos, el portavoz del Gobierno Vasco Josu Erkoreka tuvo palabras de felicitación para los Mossos por la “profesionalidad y buen hacer que han acreditado en la crisis de los atentados. Difícilmente podría haberse hecho mejor”, abundó. En términos más crudos expuso su valoración SME, el sindicato de los Mossos, al tildar de “ruin” el debate sobre el supuesto aviso previo. La central defendió la labor de Forn y Trapero, si bien avanzó que serán “los primeros en pedir la dimisión” de ambos si se comprueba que mintieron.
explicaciones de puigdemont La valoraciones a la gestión del supuesto aviso son radicalmente opuestas desde Madrid y, específicamente, desde las filas del PP. No solo por boca del portavoz del Gobierno de Rajoy, Iñigo Méndez de Vigo, que ayer emplazó al president de la Generalitat, Carles Puigdemont, a “explicar” por qué en su momento negó que los Mossos hubieran recibido el informe de la agencia de inteligencia norteamericana, sino que altos responsables populares como su coordinador general Fernando Martínez-Maillo o su secretario de comunicación Pablo Casado también censuraron la actuación de la Generalitat. Maíllo invitó a “desterrar actitudes de prepotencia y soberbia” cuando se deben de dar explicaciones a la ciudadanía, mientras que Casado afirmó que si “se conociera lo que se está conociendo” y el PP estuviera en el gobierno catalán, tendrían “las sedes tomadas”. Por el contrario, ninguno de los tres valoró la inacción de las Fuerzas de Seguridad del Estado ante el supuesto aviso de la CIA.