cambrils - Dos primas navarras estuvieron en el atentado de Cambrils. Silvia Ciaurriz e Iris Ecay, de 20 y 25 años respectivamente, estaban en la terraza de un bar al lado del puerto cuando ocurrió el ataque.
El camarero del bar comenzó a gritar “Código azul, código azul” al mismo tiempo que empezaron a escuchar disparos. Rápidamente entraron al bar todos los que estaban en la terraza. “Cuando estábamos ya a salvo, el camarero bajó la persiana”, asegura Silvia. Aunque ellas no llegaron a ver a los terroristas, el camarero sí llegó a contemplar cómo se bajaron del vehículo desde lejos, lo que hizo que pudiera avisar a los clientes con tanta rapidez.
“Teníamos mucho miedo por todo lo que acababa de pasar en Barcelona. Pero era impensable que pasara algo tan trágico en un pueblo tan pequeño como Cambrils”, afirma Iris. Ambas estuvieron aproximadamente dos horas dentro del bar para estar lejos del peligro. Iban llamando a la Policía para saber cómo estaba la situación y para saber si era seguro salir del establecimiento.
“Además, escuchamos que podrían llevar explosivos en el coche y nos entró todavía más miedo”, explica Iris. La Policía creyó, en un primer momento, que el vehículo en el que habían llegado los terroristas podría llevar cargas explosivas. Posteriormente, los agentes les dejaron salir del bar y les dijeron que corrieran todo lo posible hacia la parte derecha de la playa. “Estábamos ocho personas, todos corriendo y asustados. Conseguimos meternos en un portal donde estuvimos esperando hasta más o menos las 4.30 de la mañana, cuando la Policía nos dijo que habían matado al quinto terrorista y que podíamos irnos a casa”, asegura Silvia.
Los agentes los escoltaron hasta su apartamento, que estaba justo donde había ocurrido el tiroteo y donde fue abatido uno de los terroristas. “Hoy todavía queda sangre en el suelo”, asegura Iris. Ambas confirmaron que ayer Cambrils estaba casi vacía, pero que ellas intentarían hacer planes con normalidad. “No tenemos que dejar que nos metan miedo porque es lo que quieren”, según valora Silvia. - I. Ibiricu