madrid - La vicesecretaria de Estudios y Programas del PP, Andrea Levy, sorprendió ayer a propios y extraños reconociendo que en España existen “naciones sin Estado”. Ese planteamiento choca con la ortodoxia de los populares, que solo reconocen una única nación, la española, y a lo sumo aceptan hablar de nacionalidades cuando se trata de reconocer la identidad y la lengua de otros territorios como el vasco, el catalán o el gallego. El PP nunca se ha prestado a utilizar el término de “nación sin Estado” por la carga política que encierra. Es una terminología que considera propia de los nacionalistas vascos y catalanes, y no la utiliza por el temor a dejar un resquicio que permita interpretar que un territorio tiene derecho a decidir su futuro, o a reivindicar su estatalidad, más allá del reconocimiento puramente folclórico de su cultura. Por ello, también ha rechazado el debate sobre el Estado plurinacional que invoca el líder del PSOE, Pedro Sánchez, y tampoco ha querido reconocer a Catalunya como nación a modo de gesto para aliviar la tensión del proceso soberanista. Hasta la fecha, el PP había sido un bloque granítico en este debate, y se había felicitado por su claridad de ideas frente al socialismo.

En una entrevista concedida a la cadena Ser, la popular catalana admitió la existencia de naciones sin Estado, aunque en la práctica lo asemejó al término nacionalidad que ya está aceptado constitucionalmente, y con la matización de que no tienen derecho a decidir. Su formación es partidaria de no hacer nada para dar cauce a estas singularidades porque, según dijo ayer Levy, la Constitución española ya reconoce a esos territorios como nacionalidades.

A partir de ahí comenzó el enredo, porque añadió que la diferencia entre una nación y una nacionalidad es difícil de concretar, y volvió otra vez a la ortodoxia del PP al asegurar que solo existe la nación española y solo ella es soberana. “Pueden existir naciones sin Estado, sí, evidentemente, y es el reconocimiento de nacionalidad. Creo que ahí queda bien recogido”, dijo. Preguntada sobre si Catalunya es una nación, respondió que en el territorio “hay un sentimiento vinculado a su lengua y su tradición que puede ser propio”. “Pero nosotros formamos parte de una nación, que es la española, que es la que tiene soberanía, y dentro de allí la Constitución aceptó que existiesen nacionalidades”, añadió. Cuando se le pidió que concretara la diferencia entre nacionalidad y nación, admitió que “seguramente cueste” y “siempre” provoca debate pero, a su juicio, la cuestión quedó zanjada en la Constitución fijando como principio que la nación es “la española”, “depositaria de esa soberanía política”.

Casi al mismo tiempo, el portavoz del PP en el Congreso de los Diputados, Rafael Hernando, aseguraba que España “no es ni ha sido nunca una nación de naciones”. “La plurinacionalidad es sencillamente una aberración jurídica, política y constitucional, además de una falsedad histórica”, lanzó, para añadir que España “es una de las naciones más antiguas de Europa y del mundo”. A su juicio, este debate es un invento del PSOE para “disimular algunas crisis intelectuales en torno a lo que es una nación o la propia España”.