Bilbao - ¿Por qué acudieron al banco de ADN de Gogora?

-Estamos buscando a mi abuelo, Bernardino Villa. Su madre, mi bisabuela, era la única que estuvo buscándole en su momento, aunque le dijeron que había fallecido. Vivía en La Arboleda y bajaba de vez en cuando donde una adivina que había en la zona porque jamás perdió la esperanza de que su hijo estuviese herido, algún día regresase... Mi aitite había estado exiliado en Francia poco antes y cabía la posibilidad de que hubiera cruzado la muga y de que algún día apareciera.

¿La esperanza de hallarlo pasa de generación en generación?

-La esperanza de encontrarlo se ha ido pasando de una generación familiar a otra, sin descanso. Mi aita y mi tía siempre han estado acordándose de él, pero tampoco se podía hacer ningún tipo de búsqueda durante el franquismo. Con la apertura democrática sí me he implicado en buscar algunas nóminas que él tuvo en la Guerra Civil, en preguntar dónde anduvo...

Creen que desapareció en el monte Kolitza, en Enkarterri. ¿Por qué lo sitúan en ese punto tan concreto del mapa de Euskadi?

-Mi abuelo estuvo en el parque móvil en Artziniega y, cuando entraron los nacionales y tomaron Bilbao, la sede del Gobierno Vasco pasó a Encartaciones, con el lehendakari a la cabeza, en Turtzioz. Entonces, en las montañas del Kolitza se intentó parar el avance de las tropas fascistas. Varias personas de La Arboleda, entre ellos un primo segundo suyo, aunque no lo vio directamente, dijeron que acababa de caer cerca de allí.

En su caso, ha habido coincidencia en el ADN pero es de otro ascendiente. ¿No es así?

-Parece ser que tiene coincidencia del cromosoma Y -material genético legado por parte paterna- pero le falta el resto de parámetros para decir que es mi aitite Bernardino. Te quedas con pena, porque además no sabes quién es. No parece que fuera un primo carnal, sino que puede ser un primo de tercera generación. Pondríamos todo lo que está de nuestra parte para ayudar a encontrar a los familiares de esta persona, pero es muy difícil.

Ochenta años después continúan a la búsqueda de un familiar. ¿Cómo encaran una situación así?

-Es triste, pero además es una injusticia que 80 años después sigamos buscando a aitites desaparecidos en la Guerra Civil y que los gobiernos españoles no hayan puesto medios económicos y físicos para buscarlos. Ha habido una dejadez total, y no solo por parte de los gobiernos de derechas, también de los de pseudoizquierdas, que se han desentendido de este asunto.

Euskadi va dando pasos para devolver la dignidad a estos desaparecidos. ¿Cómo lo valora?

-Estamos muy agradecidos a Gogora, a Aranzadi y Biomics por la labor que hacen y, sobre todo, por el esfuerzo que realizan.

El banco de ADN seguirá nutriéndose con material genético de familiares de desaparecidos. ¿Animaría a quienes están buscando a los suyos a participar?

-Desde luego. Estuve con mi aita cuando le tomaron la muestra. Es una muestra de saliva que no genera dolor ni molestia. Claro que les animaría para que puedan recuperar a sus personas desaparecidas y que lo entierren a su manera. Que dignifiquen su memoria y no esté tirado en una cuneta.