Bilbao - Preguntado por la movilización social que se produjo hace 20 años, el entonces presidente del PP de la CAV Carlos Iturgaiz lo tiene claro: “La ciudadanía era ya en esos momentos una olla a presión, estaba muy harta de lo que estaba pasando con los criminales de ETA en esta tierra, que iban de salvadores cuando de salvadores no tenían nada y hablaban en nombre del pueblo vasco cuando de ninguna manera lo representaban”. El secuestro y asesinato de Miguel Ángel Blanco fue “la gota que colmó el vaso”, lo que provocó que una multitud, “miles y miles en el País Vasco y millones en toda España se echaran a las calles a gritar vascos sí, ETA no”. Todo ello con la convocatoria del 12 de julio en Bilbao como epicentro, ya que “nunca ha habido una manifestación tan multitudinaria”.
Agrega que “en las calles había gente de todos los colores, de derechas, de izquierdas, nacionalistas, no nacionalistas, todos con el objetivo de que liberaran a Miguel Ángel Blanco y que ETA desapareciera”. Iturgaiz, que esos días estuvo muy cerca de la familia Blanco, relata que “estaban pasando unas horas dramáticas, fue todo una tragedia, que te secuestren a un hijo que era concejal del PP”.
Recuerda que, pocos días antes, desayunó con el joven edil en un bar de Bilbao: “Me contaba sus sueños y anhelos para Ermua, como levantar un polideportivo nuevo, que por cierto ahora se llama Miguel Ángel Blanco, y cuando le pregunté cuánto cobraba como concejal me dijo que 350 pesetas de aquellos tiempos, que hoy son dos euros y medio. La familia solo pensaba en poder verle liberado, siempre he dicho que no desearía la situación por la que pasan las familias de las víctimas del terrorismo ni para el peor de mis enemigos”.
El Gobierno español no cedió al “chantaje nauseabundo de ETA”. “Si hubiese cedido -prosigue-, luego se habría producido otro chantaje con otra persona y luego otro en un juego macabro. El Gobierno hizo lo que tenía que hacer y eso lo entendió perfectamente la familia de Miguel Ángel, nadie en ninguna parte del mundo puede ceder ante los criminales terroristas”. Concluye que “ETA tenía un objetivo, exterminar al PP y al PSE del País Vasco, que los constitucionalistas y no los nacionalistas desapareciéramos de esta tierra”.