madrid - El PSOE consumó ayer su viraje en política internacional al abstenerse en la votación del tratado de libre comercio entre la Unión Europea y Canadá (CETA), un acuerdo que hasta hace unos días había apoyado activamente. El partido se abstuvo ayer tras el viraje impulsado por Pedro Sánchez ante las dudas medioambientales y laborales que le suscita el tratado. Sin embargo, su posición no evitó que el pleno del Congreso de los Diputados aprobase ayer el tratado. El pleno sirvió para que el Gobierno español escenificara su contrariedad y lanzara duros reproches al PSOE. El visto bueno del Congreso salió adelante con 179 votos a favor del PP, Ciudadanos, PNV, PdeCat, Coalición Canaria, Foro y UPN; 79 en contra de Unidos Podemos, Compromís, ERC, EH Bildu y Nueva Canarias; y 81 abstenciones de los socialistas.
“EUROPA O LE PEN” La encargada de defender el CETA fue la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, quien opinó que “no caben excusas” para no apoyar el tratado. “No se puede ser equidistante entre más Europa o más populismo, entre más Europa o más Marine Le Pen o más Pablo Iglesias”, dijo, para avisar a los socialistas de que “no hay nada menos progresista que votar contra el progreso, y no hay nada más antieuropeísta que votar contra la propia Europa”. Pidió al Congreso que no permita que las ideas “extremas” acaben con la Unión Europea. El PSOE, por boca de Pere Joan Pons, defendió “revisar los tratados” con el objetivo de buscar un comercio internacional más justo. - DNA