Madrid - La moción de censura contra el presidente español, Mariano Rajoy, vivió ayer su última y más decisiva jornada en el Congreso de los Diputados. Fue ayer cuando se produjo la esperada intervención del PSOE, directamente interpelado por la iniciativa de Unidos Podemos. El socialismo trató de sacudirse la carga que Pablo Iglesias había depositado sobre sus hombros para hacerlo responsable del desalojo o la continuidad de Rajoy. El encargado de hacerlo fue el portavoz provisional, José Luis Ábalos, hombre fuerte de Pedro Sánchez y que, en consonancia con su apuesta por tender puentes con Podemos, rechazó la iniciativa pero lo hizo con guante blanco, en un debate presidido por el buen tono desde ambas bancadas. Atrás ha quedado la época en que Iglesias acusaba al expresidente Felipe González de tener las manos manchadas por la cal viva de los GAL. Ábalos , por su parte, fue la avanzadilla del nuevo tono que va a implementar Sánchez en su relación con Podemos.
Ábalos e Iglesias apostaron por trabajar para conformar mayorías alternativas al PP en el futuro, aunque cada uno lo entiende a su manera. Iglesias apostó directamente por desalojar a Rajoy e instaurar otro gobierno con la ayuda de los independentistas catalanes de ERC. Ábalos evitó ir tan lejos. Apostó por tumbar las reformas más controvertidas del PP, pero hasta ahí pudo leer y no avanzó si habrá una moción de censura socialista. Clarificar ese último punto y abrir camino era el gran objetivo de la moción de Iglesias. De momento, la puerta queda entreabierta. Fue un balón de oxígeno tras la sesión del martes, donde buena parte de los grupos se distanciaron más del líder de Podemos por sus duras réplicas o, en el caso del PDeCAT y PNV, por sus dudas sobre su mensaje plurinacional.
En un debate difícil para el socialismo y donde no pudo intervenir Sánchez al no ser diputado, Ábalos trató de desactivar la moción de Iglesias leyendo párrafos de un argumentario interno de Podemos que probaría, a su juicio, su mala fe y su intención de arrebatar al PSOE el liderazgo de la oposición. También le recordó que, en su momento, tuvo en su mano convertir a Pedro Sánchez en presidente y no lo hizo. Iglesias le respondió que la culpa no fue tanto de Podemos, sino de la conjura de poderes económicos que presionaron a Sánchez, como él mismo reconoció en una entrevista televisiva. No convenció a Ábalos, que mantuvo la abstención del PSOE en la moción por entender que estaba mal planteada y que no puede hacer presidente a Iglesias, aunque fue muy crítico con Rajoy y anunció que su partido presentará una reprobación contra el ministro Montoro la próxima semana por el varapalo judicial contra su amnistía fiscal.
La moción de censura no prosperó porque Iglesias solo pudo escalar hasta los 82 votos con el apoyo de Compromís, ERC y EH Bildu. PSOE, PDeCAT, PNV y Nueva Canarias se abstuvieron, frente a los 170 votos en contra del PP, UPN, Foro Asturias, Ciudadanos y Coalición Canaria. El resultado estaba cantado y la mayor expectación la suscitó la intervención del socialismo por su posición comprometida y delicada en este debate. Sánchez ha ganado las primarias del PSOE haciendo bandera del “no es no” a Rajoy en la sesión de investidura, pero ayer no quiso apoyar la moción de censura de Unidos Podemos, que de todos modos no iba a prosperar porque despertó recelos en otros grupos por las formas de Iglesias.
Ábalos resolvió la papeleta arrancando su intervención con críticas al Gobierno de Rajoy, que “merece una censura, una clara reprobación y un correctivo político”, pero recordó que en las mociones de censura hace falta un candidato alternativo, y no le parece que la propuesta de Unidos Podemos se haya trabajado lo suficiente. El PSOE no pudo hacer mucho más ayer, porque se encuentra en una situación de interinidad y con un limitado margen de maniobra a la espera del congreso que arrancará mañana y proclamará a la nueva ejecutiva.
acuerdos Sin embargo, Ábalos ofreció un anticipo de la línea política que va a implementar el secretario general, y que se va a traducir en un mayor distanciamiento del PP y más dinámicas de acuerdo desde la oposición. Supone un cambio con respecto a la línea de la Gestora, que acordó con Rajoy un aumento en el salario mínimo y medidas sobre la pobreza energética. Ábalos recogió el guante de Unidos Podemos. “Estamos dispuestos a construir mayorías alternativas para desmontar las políticas injustas del PP y pedir las reformas justas que reclama la sociedad”, dijo. Iglesias, por su parte, le emplazó a trabajar inmediatamente en una moción de censura efectiva. “Le tomo la palabra y nos comprometemos con este PSOE a trabajar por esa mayoría alternativa que pueda sacar a este gobierno de las instituciones”, dijo, emplazándole a este verano.
Ábalos evitó referirse a una moción de censura. Una vez terminada la sesión, tampoco pudo aclarar la duda a los periodistas y apostó por dar margen a la nueva dirección para que se asiente y vaya tomando decisiones. “El tiempo nos dirá”, contestó. Iglesias, por el contrario, recordó durante el debate que Pedro Sánchez no ha descartado desalojar a Rajoy. En su último turno de intervención en el Congreso, apostó directamente por acordar el desalojo del PP con ERC y prescindir de Ciudadanos.
Es un planteamiento difícil de asumir para el PSOE. Los socialistas se resisten a pactar con los independentistas, que pondrán como condición un referéndum para Catalunya. Sánchez no acepta el derecho a decidir. Ábalos propuso para Catalunya una reforma constitucional de corte federal, “sin buscar atajos”. Iglesias, por su parte, lamentó la “criminalización” de ERC y recordó al socialismo la época del tripartito en la Generalitat.
El PSOE sigue contando con Ciudadanos. Ábalos dijo que el partido naranja comparte el modelo del PP, un anuncio que Iglesias celebró como un avance, pero el socialista terminó matizándolo. Defendió el acuerdo al que llegó Sánchez con Ciudadanos para la investidura fallida, y lanzó una advertencia: “Sabemos que Ciudadanos no está a la izquierda, pero hay momentos en la política en que hay que sumar y abrir escenarios, sobre todo cuando se trata de regenerar”.
A favor. 82 votos de Unidos Podemos-En Comú-En Marea, Compromís, ERC y EH Bildu.
Abstención. 98 de PSOE, PDeCAT, PNV y Nueva Canarias.
En contra. 170 diputados del PP, Ciudadanos, UPN, Foro Asturias y Coalición Canaria.