El presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, estará bien presente en Catalunya en mayo. Mes clave para que las fuerzas nacionalistas comiencen a desbrozar el terreno para la celebración del referéndum en septiembre, pero también para que se despejen las incógnitas que rodean la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado, Rajoy tratará de contrarrestar la agenda soberanista pisando suelo catalán al menos en tres ocasiones. El líder del PP intensifica su agenda como respuesta a la consulta que abanderan desde Junts pel Sí, la formación gobernante del president Carles Puigdemont, y la CUP. Ambos han señalado a la instalación de las urnas como el más importante hito en el camino del procés, pese a las grietas abiertas que amenazan con hacer encallar el plebiscito.

A la espera de que Moncloa confirme los tres viajes de Rajoy -un acto organizado en Barcelona por empresarios contrarios al referéndum, la inauguración del Salón Internacional del Automóvil y las jornadas anuales del Círculo de Economía catalán-, sus visitas le servirán para esgrimir sus motivos contra el proceso soberanista y, a la par, mantener contactos con entidades que no ven con buenos ojos que Catalunya rompa amarras con el Estado. Cortada de raíz la operación diálogo que la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría intentó abrir en febrero, Rajoy dará un paso más en su estrategia de acercamiento. Clave de esa oferta de mano tendida fue el anuncio a finales de marzo de un paquete de inversiones por valor de 4.200 millones de euros a realizar hasta 2020, si bien muchos vieron un barniz electoralista en sus medidas de choque. Tanto es así que Puigdemont le invitó a no realizar promesas huecas tras años de incumplimientos en el capítulo inversor cuando “la gente lo que pide es votar” en el referéndum.

El nuevo escenario abierto en Catalunya, sin embargo, le es más propicio al Ejecutivo de Madrid que hace algunos meses a pesar de que tanto PDeCAT como ERC, las dos patas de Junts pel Sí, restan valor a las insinuaciones abiertas que insisten en que más pronto que tarde romperán su entente soberanista para caminar cada uno por su lado. Con septiembre cada vez más cercano en el calendario, mayo es un mes indispensable para confeccionar los preparativos de la consulta. Los Presupuestos catalanes aprobados incluían varias partidas para sufragar algunos gastos, pero han sido suspendidos parcialmente por el Tribunal Constitucional. La presión de la CUP, que ayer volvió a reclamar que JxSí cumpla su palabra, tampoco corre a favor de Puigdemont. No es raro, por lo tanto, que fuentes de Moncloa consideren que es el momento propicio para presionar a una Generalitat que “está cosechando revés tras revés”.

Puigdemont sale al paso El president de la Generalitat, por su parte, salió ayer al paso de la polémica abierta por la grabación de una conversación del coordinador organizativo del PDeCAT, David Bonvehí, que apuntó que su partido valorar otros escenarios alternativos al referéndum soberanista, como es el caso de un candidato de corte autonomista si el procés fracasa y se abre la convocatoria de nuevas elecciones. Su apuesta no es “ni autonomismo, ni peix al cove -política de pájaro en mano-, ni tripartitos”, zanjó. Puigdemont recalcó que habrá “millones de personas en Catalunya ya lo han entendido y piden el referéndum. Y lo tendrán”. - I. Fradua / Efe