El vicesecretario de Política Social y Sectorial del PP, Javier Maroto, ha pedido al Vaticano “una reflexión” de los actos en los que la Iglesia participa, después de haber respaldado el desarme de ETA escenificado el pasado día 8 de abril en Baiona.

“Hay muchas personas creyentes que no han entendido la presencia de la Iglesia en esa foto, que se han quedado muy incómodas. Seguramente cabe una explicación que dar o una reflexión”, afirma Maroto en una entrevista concedida a Europa Press. El exalcalde de Gasteiz explica que la Iglesia católica es una organización con “calado enorme” y que por su repercusión “debe transmitir un mensaje acorde a su sentimiento y su pensamiento”. En esta línea, asegura que ha encontrado a muchos católicos desconcertados por la participación del arzobispo de Bolonia, Mateo Zuppi, en el acto de Baiona. “Quizá sería conveniente que la Iglesia hiciera una reflexión de en qué actos participa en todos los casos y en todos los lugares”, asevera el dirigente popular.

Maroto da por sentado de que el Vaticano consintió o al menos conocía la participación del religioso italiano y miembro destacada de la orden de San Egidio en los actos por el desarme en Baiona, a pesar de que el pasado martes la Oficina de Prensa de la Santa Sede informó que monseñor Zuppi asistió a título personal “y por su cuenta y riesgo” al acto de entrega de armas de ETA en Baiona. De este modo la Curia vaticana negó que acudiera “en representación de la Santa Sede, ni como arzobispo de Bolonia”.

En algunos medios se había interpretado que contaba con el aval del Vaticano, ya que Mateo Zuppi ha participado en distintos procesos de pacificación, el más conocido, el de Mozambique en 1990. También visitó Euskadi en varias ocasiones para participar en iniciativas relacionadas con la pacificación.

La presencia de Zuppi junto al pastor metodista Harold Good en el momento en que el mediador civil Txetx Etcheverry entregaba a los verificadores internacionales el documento con las localizaciones del arsenal de ETA ha provocado una gran sacudida en el seno del Vaticano y de la Iglesia vasca en particular.

Entre las comunidades de base católicas y muchos sacerdotes vascos no se ha entendido la falta de implicación en el desarme y la desautorización a Zuppi por parte del obispo de Donostia, José Ignacio Munilla. El último episodio sobre el estado de la jerarquía eclesiástica vasca se produjo este miércoles cuando el prelado de Gasteiz, Juan Carlos Elizalde, pronunció una homilía en la misa crismal de Semana Santa en la que “apoya todas las mediaciones eclesiales e iniciativas compatibles” en el nuevo escenario abierto en Euskadi y añadió que “la Iglesia quiere seguir ayudando el proceso de paz”. Sus palabras fueron mayoritariamente interpretadas como un respaldo a Zuppi y una corrección a Munilla, aunque posteriormente Elizalde rechazó la lectura de la división entre obispos. - DNA