La distancia entre el PNV y ELA se agrandó ayer un poco más con el enésimo choque entre el partido y el sindicato. Los desencuentros y las críticas que ha vertido el secretario general de la central sindical, Adolfo Txiki Muñoz, llevaron el fin de semana al expresidente jeltzale Xabier Arzalluz a plantear la posibilidad de que su partido reconsidere su posición ante ELA. La réplica llegó ayer por boca de Muñoz, quien avisó de que no cambiará una coma de su discurso, y no dio señas de relajar el tono en su crítica a las políticas del Gobierno Vasco. El líder del sindicato mayoritario de la comunidad autónoma puso en valor el “tesoro” que supone su autonomía con respecto a los poderes políticos, económicos o institucionales, y dejó caer, en alusión al PNV, que “algunos toleran muy mal” esa independencia. El lehendakari, por su parte, se sumó ayer a las declaraciones de Arzalluz y evitó considerar a ELA como la principal oposición a su gobierno porque tal cosa supondría “darle el estatus que reivindica para sí”.

El desencuentro entre ambas partes no es nuevo, pero se ha recrudecido en los últimos tiempos, durante la etapa de Muñoz. Los jeltzales creen que ELA ha radicalizado su discurso y que ha convertido al Gobierno Vasco en la diana de sus críticas. La tensión ha llegado a tal punto que el PNV ha recomendado al sindicalista que se dedique a la política o se incorpore a las filas de la izquierda abertzale. El vínculo entre ELA y el PNV es fundamentalmente sentimental, se remonta al nacimiento del sindicato en círculos nacionalistas, y también se traduce en la afiliación de cuadros jeltzales a la central sindical todavía a día de hoy. Sin embargo, ELA ha defendido su independencia y ahora el distanciamiento es patente.

El sindicato ha venido culpando todo este tiempo al Gobierno Vasco de practicar una política neoliberal. Los jeltzales, por su parte, le han acusado de mantener una posición intransigente en debates como la negociación colectiva. ELA recrudeció sus críticas cuando se discutió el futuro de Kutxabank, y en las últimas jornadas se ha producido el último enfrentamiento con los Presupuestos vascos como telón de fondo, donde el PNV ya ha visto una clara injerencia en asuntos políticos. ELA salió a la palestra para marcar el camino a EH Bildu y Elkarrekin Podemos y avisarlos de que la izquierda no podía apoyar ese proyecto. Poco después, el PNV atribuyó públicamente el rechazo de la coalición abertzale a las presiones de Muñoz. En ese contexto, Arzalluz se preguntó el fin de semana en la Asamblea Nacional jeltzale si no habría que reconsiderar la posición ante ELA, en vista de que Muñoz la concibe como una “organización político-sindical”.

soberanismo Muñoz avisó ayer en Bilbao de que va a seguir defendiendo “el tesoro de su autonomía sindical, financiera y política”. Durante la presentación de las propuestas para su XIV Congreso, que celebrará los días 15 y 16 de junio, advirtió de que su sindicato tiene “perfecto derecho” a dirigirse al mundo político y económico para defender aquello en lo que cree. “Hablamos de fiscalidad, y se nos dice que formemos un partido político. Hablamos de Presupuestos, y nos dicen que eso ni nos va ni nos viene, que no tenemos derecho”, lamentó. También avisó de que ELA, una organización “soberanista”, no se cree que para ensanchar el autogobierno haya que recurrir a la bilateralidad. Urkullu, a preguntas de la prensa, evitó considerar a ELA la principal oposición a su gobierno porque “estaría dándole un estatus que es lo que reivindica para sí, y que yo no acepto”. Vio curioso que ELA pidiera hace 40 años al PNV que no opinara sobre cuestiones sociales, y que ahora quiera ser una organización “político-sindical”.