Bilbao - La jornada final del juicio contra cuatro guardias civiles acusados de torturas terminó ayer tal y como comenzó. La defensa de José Carlos Arranz, Fernando Huete, Jorge Rodríguez y Rubén Villalba mantuvo que Sara Barrenetxea efectuó un relato “falso” de las tres jornadas en las que permaneció detenida en régimen de incomunicación en septiembre de 2010. La acusación particular, por su parte, se reafirmó la culpabilidad de unos agentes a los que reclama una pena de 9 años de prisión para cada uno (menos que los 19 años iniciales) por un delito de torturas en concurso ideal con los delitos de lesiones y agresión sexual.
Pero el letrado de los guardias civiles fue a más. Tildó el relato de la detenida de “novelado e inverosímil”, y lo enclavó “en un juicio propagandístico” contra unos funcionarios policiales que “no están sentados en el banquillo por torturar a nadie, sino por servir al Estado de Derecho y luchar, precisamente, contra quien practica la tortura y la barbarie”.
La acusación particular, dirigida por Jone Goirizelaia, estimó en sus conclusiones finales que dos de ellos fueron los autores materiales de los hechos. E imputa los mismos delitos a los dos agentes restantes -el instructor y el secretario cuando Barrenetxea estuvo detenida por su pertenencia a Ekin- por omisión. Destacó el valor del testimonio que Barrenetxea dio por su “credibilidad”, a la vez que recordó que “el hecho de que no haya signos de violencia, no quiere decir que no haya delito”. La Fiscalía, que no se presenta como acusación desde que el juicio arrancara el pasado lunes de la Audiencia de Bizkaia, avaló parte de las tesis de la defensa al asegurar que “pesan más las pruebas médicas, profesionales e imparciales”. - I.F.