Decíamos hace unos días en esta misma columna que la Justicia debía de andar bastante preocupada, dada la cantidad de decisiones judiciales controvertidas que se han dado últimamente en España. Hoy me parece que me quedé corta: Urdangarin y la Borbón, los del caso Gürtel, el pago a escote del enorme fraude de Bankia? hasta completar un largo inventario de desfachatez y corrupción. Y, encima, tratándoles como a señores a quienes deberían sentir el rechazo de la sociedad y, por supuesto, el castigo ejemplarizante.
Mientras, aplican la ley antiterrorista a unos jóvenes en Altsasu, mantienen la dispersión, parece que no quieren posibilitar el desarme de ETA, nos roban el derecho del pueblo vasco a decidir nuestro futuro -ni autodeterminación ni siquiera nuevo estatus jurídico-? hasta completar una lista tan poco esperanzadora que hay que hacer esfuerzos para no echarse al monte.
La vara de medir en España no es siempre la misma. Viene esto a cuento de la caradura con la que la ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal, contestaba en el Congreso a una pregunta del diputado del PNV Mikel Legarda sobre cómo iban a actuar contra los militares que, por correo electrónico, se dedicaron a insultar a la presidenta de Nafarroa. ¿El motivo? La convocatoria por el Gobierno de Iruña de un acto de reparación de las víctimas que sufrieron actos de motivación política provocados por grupos de extrema derecha o policías.
Ya sabemos que el Gobierno de Rajoy pretende atontar nuestra capacidad crítica con cinismo, tergiversaciones y mentiras. También esta vez, al argumentar que, como esos militares están retirados, no pueden hacer nada. De cachondeo e insultante.
Conviene recordar que, en aplicación de la ley mordaza del PP que protege inusualmente a la Corona, hubo una señora que fue juzgada el año pasado, con resultado de multa, por insultar a Letizia Ortiz en los mismos términos que los militarotes a la presidenta navarra. Pienso que el insulto y la ofensa son muestra de grosería y mala educación, pero también que, si es punible hacerlo contra aquella, debería serlo en igual medida en el caso de Uxue Barkos. Y con el agravante de que la presidenta fue elegida por la ciudadanía y la asturiano-madrileña no.
La señora Cospedal intentó despistarnos en este asunto y minimizar el ataque a la máxima autoridad navarra sacando a colación un programa de humor de ETB-1 en el que -dijo- se burlaron de los y las españolas. Por supuesto sin verlo y sin querer saber que estaba sacado de contexto y mal y parcialmente traducido.
Es entendible que habrá gente en España que se enfade al saber que hay quienes les perciben como chonis, fachas, progres -falsos- y catetos -a mí tampoco me gusta que nos cataloguen de terroristas, insolidarios o gargantuas, por poner unos ejemplos-.
Imagino que esas mismas personas protestarán airadamente contra Telecinco y otras por la continua emisión de programas repletos de personajillos de tres al cuarto que no son otra cosa que el ensalzamiento de la incultura, la vulgaridad y demuestran una enorme falta de principios y respeto. Esos sí que les insultan de verdad.