madrid - Apenas una semana de diferencia entre una sentencia y otra. Francisco Correa, cabecilla de la trama Gürtel, 13 años de prisión por las mordidas en Fitur en Valencia, y un día después del dictamen del tribunal ingresó en la cárcel de Picassent al considerar que existía riesgo de fuga. Iñaki Urdangarin, artífice del caso Nóos, condenado seis años y tres meses de prisión, y, además, sus abogados intentarán que continúe en libertad provisional hasta que se sustancie el recurso que van a presentar ante el Supremo. Estas diferencias son las que invocará Francisco Correa ante el Tribunal Supremo. Según afirmó ayer su abogado, Juan Carlos Navarro, entre los argumentos que llevarán al alto tribunal es que su defendido “sufre una desproporción” con respecto a la aplicación de las penas y la imposición de responsabilidades civiles entre una causa y otra por delitos que considera similares.

De esa “desproporción”, Navarro concluye que la sentencia en el juicio por el caso Nóos, con condenas más leves -a Iñaki Urdangarin a 6 años, y la mayor condena a Diego Torres, 8 años-, es “una sentencia sensata”, “ajustada a derecho” y que contiene bastantes fundamentos sobre la aplicación de penas en delitos habituales en este tipo de causas de corrupción: cohecho, prevaricación, malversación, tráfico de influencias y falsedad documental. Por contra, el delito de malversación que le ha valido a Francisco Correa una pena de 6 años, el grueso de su condena en el caso Fitur, es “completamente desproporcionado” al serle aplicado el tipo más alto.

Recuerda la defensa del cabecilla de Gürtel que ese delito se castiga de forma diferente si es cometido por un funcionario o un particular, y que a este último se le ha considerado siempre como “una especie de cómplice” en el delito que obligatoriamente comete un servidor público, “por lo que la condena debe ser diferente” para uno y otro. En este sentido, el letrado sacará a colación la sentencia a Rafael Blasco Castany, exconseller de la Generalitat valenciana con Francisco Camps, que fue condenado a 8 años de cárcel en el llamado caso Cooperación. En este caso, recuerda Navarro, hubo una apropiación de casi dos millones de euros que además no han sido devueltos.

Navarro considera por tanto que su cliente, que además ha devuelto el dinero que obtuvo de forma irregular y que ocultaba en Suiza, es merecedor de condenas “más ajustadas y proporcionadas” a los delitos que él mismo ha reconocido. Considera, además, que le penaliza la división del caso Gürtel en una decena de piezas en las que, por iguales delitos, su cliente se enfrenta a más de un siglo de cárcel, argumento al que también hará alusión en su recurso.

Además, el letrado de Correa se muestra muy crítico con que a su defendido se le haya enviado a prisión por riesgo de fuga sin esperar a que se le termine de juzgar en las piezas, ya que eso le impide el acceso a permisos y beneficios penitenciarios.

Navarro asegura que Correa no tiene intención alguna de huir, tal y como ha demostrado, apunta, cuando ha estado en libertad tras cumplir casi cuatro años en prisión preventiva, acudiendo siempre a las comparecencias en el juzgado y asistiendo puntual a las vistas en las que se le está juzgando. Lamenta además las condiciones en las que ahora tendrá que afrontar esos juicios, con conducciones desde la cárcel para las que deberá estar levantado a las seis de la mañana. - DNA/Efe