bilbao - El PNV detecta una oportunidad de tintes casi históricos en la negociación presupuestaria con Madrid. La situación de necesidad de Mariano Rajoy abre la puerta a que las demandas vascas sean atendidas y se pueda dar un salto en materia de autogobierno e inversiones. El presidente español necesita los votos de los jeltzales para superar la votación de las enmiendas a la totalidad, una primera fase donde está descartada la participación socialista. Solo hay una fórmula factible para el presidente español, teniendo en cuenta que el apoyo catalán y el de Unidos Podemos es inviable: sumar 175 escaños entre PP, Ciudadanos, Coalición Canaria y el PNV. El presidente de la ejecutiva jeltzale, Andoni Ortuzar, apostó ayer por aprovechar la ocasión, y lo hizo precisamente en compañía de Coalición Canaria en su visita a las islas. “Los dos tenemos enfrente una oportunidad que debemos aprovechar por el bien de nuestras naciones”, dijo Ortuzar, quien además no ve contradicciones entre los intereses de CC y PNV.

El jeltzale se reunió ayer en Tenerife con el secretario general de Coalición Canaria, José Miguel Barragán, para coordinar políticas en el ámbito europeo, estatal y autonómico. En ese contexto, pidió a Rajoy que demuestre voluntad política para negociar con CC las cuestiones que preocupan a Canarias, y con el PNV la agenda vasca. Avisó al presidente español de que, “evidentemente y lógicamente”, los jeltzales van a plantear contrapartidas en la negociación. A partir de ahí, puntualizó que, mientras los canarios tienen muy avanzado el acuerdo con Rajoy, en el caso de los jeltzales aún queda mucho camino por andar porque la relación quedó muy tocada durante la legislatura de la mayoría absoluta del PP. Aclaró que va a llevar tiempo restaurar la confianza.

El PNV tiene intención de implicarse en la negociación de los Presupuestos estatales. De momento, solo se ha producido una primera toma de contacto con el ministro Montoro y la negociación no ha comenzado en sentido estricto. Se espera que las conversaciones puedan tomar impulso la próxima semana cuando los jeltzales reciban las cifras concretas del proyecto para este año; aunque aspiran también a que Rajoy empiece a podar la maleza que ha invadido las relaciones con Euskadi en forma de recursos contra leyes vascas y dilaciones en el tren de alta velocidad y en la negociación del Cupo. El PNV tiene intención de emplearse a fondo, sin líneas rojas, para conseguir a cambio un avance en el autogobierno. Su actitud será proactiva, aunque para ello tiene que detectar al otro lado voluntad política y una atención a sus demandas. Si se dan las condiciones para empezar la negociación, los jeltzales pondrán sobre la mesa peticiones relacionadas con el cumplimiento íntegro del Estatuto de Gernika, entre otras cuestiones.

Esa reivindicación, junto con la paz y la convivencia y una relación bilateral entre España y Euskadi, va a salir a relucir en todas las negociaciones que quiera abordar Rajoy, ya sea para las Cuentas o para las medidas de mayor enjundia de la legislatura. Los jeltzales creen que han entrado en una nueva fase en la que no se trata simplemente de pedir competencias e inversiones, sino de que Madrid se abstenga de recurrir sistemáticamente las leyes vascas con las que discrepa, que tenga en cuenta la singularidad vasca, instaure una relación bilateral, y respete el nuevo estatus de autogobierno que pueda alumbrar el Parlamento de Gasteiz. Dentro de las competencias pendientes, las prioritarias para el PNV son la gestión del régimen económico de la Seguridad Social (recaudar y pagar las pensiones desde la comunidad autónoma) y la transferencia de prisiones. Hay otras que quedaron muy avanzadas durante el mandato de Zapatero y cuyo traspaso podría efectuarse sin mayor complicación: ferrocarriles, autopistas y Fogasa, el fondo que paga los salarios en las empresas en quiebra. Precisamente la minoría parlamentaria de Zapatero permitió en su momento encarrilar un paquete histórico de transferencias.

Ortuzar se mostró ayer dispuesto a negociar porque el PNV “no es de poner líneas rojas” y entiende que en “España se han puesto demasiadas líneas rojas que hacen imposibles los acuerdos”. Por el contrario, reclamó “líneas verdes”.