Documento político
Nueva voluntad popular El sector liderado por Iglesias confía en poner “todos nuestros recursos institucionales, políticos y organizativos al servicio de la articulación de una nueva voluntad popular”. Las victorias a cosechar, como las conquistas de nuevos derechos sociales, estarán aparejadas al “bloque social y popular” que Podemos debe capitanear. No en vano, aseguran que la “alternativa ideológica, cultural, programática y de Gobierno al PP han sido Unidos Podemos y las confluencias”.
la gente Recuperar las instituciones “significa instalar la consigna ‘primero la gente’ como vector de todas las políticas públicas”. Los Ayuntamientos del Cambio, y en menor medidas algunos parlamentos autonómicos en los que Podemos se ha instalado con mando de gobierno, han escenificado ese viraje de rumbo. Aún así, se marcan un futuro ambicioso: “avanzar posiciones electorales” para las elecciones municipales de 2019. Y si puede ser llegar a gobernar un año después, mejor. Ganar al PP y a las élites “que sustentan el modelo actual” es la meta.
Confluencias La familia pablista espera que las confluencias territoriales, a pesar de los problemas que generan por la heterogeneidad de los partidos formantes, sigan siendo una herramienta efectiva. Es por ello que esperan que las fórmulas aplicadas en la Comunidad Valenciana -con Compromís-, Galicia -en la marca En Marea- o Catalunya -En Comú Podem-, testadas con éxito en algunas de las contiendas electorales aunque otros fueran un fiasco, se mantengan en el futuro. “La forma partido clásica está prácticamente agotada”, por lo que “la lógica debe ser la de la unidad en la diversidad”.
Plurinacionalidad El ideario de Iglesias asume que “la España del siglo XXI vive con normalidad y fraternidad que el nuestro sea un país plurinacional y no teme ni a los referéndums (que son siempre un indicador de salud democrática), ni a las formas de democracia directa, ni a una participación más democrática en los partidos políticos”. Así, Podemos, “con nuestros límites y errores”, conservará invariable su apuesta por el derecho a decidir como fórmula de encaje de las nacionalidades históricas.
Documento organizativo
Activistas “No somos políticos, sino ciudadanos haciendo política”. Fue uno de los gritos de guerra del Podemos primigenio que Iglesias confía en recuperar llamando a que los representantes morados a convertirse en “activistas institucionales” con relación directa con la calle. Se restringen los cargos de dedicación intensiva en “un máximo de dos, uno interno y otro externo”. El documento lanza una advertencia a los errejonistas al señalar que “ser transversal no es parecerse a los partidos”, sino “a nuestro pueblo”.
nivel municipal La reforma de la “máquina de guerra electoral” que ha llevado a Podemos a ser la tercera fuerza estatal “pasa en buena medida por una remodelación profunda de nuestro nivel municipal”. Su candidatura insiste en que esas estructuras municipales deben combatir la “desconexión” con otras estructuras del partido.
Autonomía La propuesta pasa por redistribuir las responsabilidades y competencias de los órganos. La confianza en el “proceso de maduración política de nuestra organización conlleva dotar de mayor autonomía política y organizativa a los órganos territoriales”. Las asambleas ciudadanas, municipales y autonómicas, podrán decidir las fórmulas de alianzas a los procesos electorales en 2019, junto a otras prebendas. Otro objetivo es “organizar una campaña de afiliación para llegar a los 100.000 militantes y a 1.000.000 de inscritos”.
Ejecutiva El documento organizativo de los pablistas conserva un papel relevante para el secretario general, que seguiría teniendo potestad para disolver organizaciones territoriales o convocar consultas a la militancia. Así se hizo, en este último caso, para certificar la alianza con IU. Del mismo modo, pierde la capacidad para destituir unilateralmente a miembros del Consejo Estatal. Esa decisión recaería en el ese mismo órgano.