gasteiz - La asociación de familiares de presos de ETA Etxerat ha convocado para el próximo 10 de diciembre, en el que se conmemora la Declaración Universal de los Derechos Humanos, tres zapikateak -cadenas de pañuelos- que tendrán lugar a mediodía en Pamplona, Baiona y Gasteiz. Fue en la capital alavesa, concentrados ante el Parlamento Vasco, donde los miembros de Etxerat anunciaron esta iniciativa que cumple su tercera edición y con la que se persigue que “la sociedad vasca, la ciudadanía, los agentes políticos, sociales y sindicales” hagan frente “a la falta de responsabilidad y de voluntad de los estados”. En Vitoria la cadena saldrá de Ajuria Enea, en Iruñea del Paseo de Sarasate y en Baiona de la Herriko Etxea.
“Con estas zapikateak -señalaron-, haremos del Día Internacional de los Derechos Humanos un día de más de trabajo para que los derechos de todas las personas sean respetados, reconocidos y aplicados sin que medien compensaciones ni contrapartidas: efectiva y universalmente, como derechos que son y nunca como recompensas”.
Etxerat recordó que la Declaración Universal de los Derechos Humanos recoge una treintena de artículos que, según la declaración de la Asamblea General de Naciones Unidas, constituyen un “ideal común por el que todos los pueblos y naciones deben esforzarse, a fin de que tanto individuos como instituciones promuevan el respeto a estos derechos y libertades y se asegure su reconocimiento y aplicación universales y efectivos”
Etxerat preguntó a los estados español y francés, “como miembros de las Naciones Unidas” si van a celebrar sus instituciones el Día Internacional de los Derechos Humanos, habida cuenta de que “no tienen motivos”. A juicio de este colectivo, “les falta un largo trecho para promover el respeto a los derechos humanos y para asegurar su reconocimiento”.
Etxerat reivindicó, en ese sentido, “el derecho a nuestra propia seguridad, el derecho a la salud, el derecho a no ser sometido a tratos crueles, inhumanos o degradantes; el derecho a no ser objeto de injerencias arbitrarias en nuestra vida, nuestra familia, nuestra correspondencia; el derecho a la protección de la familia, o a la protección contra toda discriminación”. Con la actual política penitenciaria, señalaron, “los derechos de parte de la sociedad vasca han pasado a ser moneda de cambio”; y con la dispersión, “una política penitenciaria de excepción que ha cumplido ya 27 largos años, los Estados español y francés han conseguido privar de su carácter universal a los derechos humanos para convertirlos en un juego privado de recompensas y castigos”.