Al contrario que en otras ocasiones, ayer la toma de posesión del lehendakari estuvo marcada por una completa normalidad que se plasmó en el aplauso final a Iñigo Urkullu de todos los grupos políticos. Por un día, los representantes aparcaron sus diferencias y predominó el buen trato personal, incluso entre los que están en las antípodas ideológicas. La imagen de convivencia que ofreció la clase política vasca contrasta con la bronca habitual que se vive en el Congreso de los Diputados.
La Casa de Juntas se quedó pequeña para la ocasión, la gran mayoría de los representantes vascos en todos los ámbitos no quisieron perderse la ceremonia. Como es habitual, el acto fue de carácter muy solemne y estuvo cargado de simbolismo, desde la makila hasta el juramento de José Antonio Agirre, pasando por el aurresku y el himno oficial de Euskadi. Antes y después de la toma de posesión de Urkullu se vivió un auténtico baile de políticos y autoridades por los salones del edificio.
Por parte del PNV asistieron todos sus principales cargos políticos, desde los diputados y senadores en Madrid hasta los alcaldes de las capitales vascas y los diputados generales de los tres territorios. Dentro del salón de plenos intercambiaban impresiones Juan Mari Aburto, Eneko Goia y Aitor Esteban, bajo la atenta mirada de antiguos dirigentes como José Antonio Ardanza y Juan María Atutxa, sentados en los asientos de la tribuna.
Los dirigentes de EH Bildu no se salieron del guion y estuvieron moderados en gestos y discursos. En 2012, la mayor parte de sus parlamentarios, incluida Laura Mintegi, optaron por ausentarse de la ceremonia. En esta ocasión, sin embargo, acudieron al completo. Al líder de Sortu, Arnaldo Otegi, se le vio muy cómodo conversando con representantes de todos los partidos políticos salvo el PP, e incluso intercambió unas breves palabras con Carles Puigdemont, al que transmitió el apoyo de su partido al proceso soberanista catalán.
Posteriormente, Otegi compareció ante los medios para valorar la legislatura que comienza y se mostró preocupado por los “recortes sociales” que a su juicio puede conllevar el pacto entre jeltzales y socialistas. De cualquier manera, anunció su voluntad de cooperar con el nuevo Gobierno vasco para lograr “un nuevo marco político para Euskadi”. Tampoco desaprovechó la ocasión para recordar a Fidel Castro, al que calificó de representante del “ejemplo y el compromiso”.
El grupo parlamentario de Elkarrekin Podemos se estrenaba en la toma de posesión del lehendakari y vivió su transcurso con “emoción”. Su dirigente Pili Zabala, destacó lo histórico del lugar y el “significado de la libertad” del acto. Asimismo, confió en que la legislatura sea positiva. “Que estemos mejor dentro de cuatro años”. Por su parte, la secretaria general de Podemos Euskadi, Nagua Alba, aseguró que su formación espera encontrarse con un Gobierno Vasco “abierto y dialogante” al que harán una oposición “productiva” que garantice “la defensa de los derechos de la mayoría de la sociedad vasca”.
Antes de comenzar el acto y ocupar sus asientos, la plana mayor del PSE estableció su punto de reunión junto al ropero de la Casa de Juntas. Allí estaban Idoia Mendia, Patxi López y Jesús Eguiguren. Los representantes y dirigentes socialistas se mostraron satisfechos por haber alcanzado un pacto de gobierno con el PNV y por regresar al Ejecutivo vasco cuatro años más tarde, aunque en esta ocasión únicamente con tres consejeros. Finalmente, en el PP los protagonistas no fueron sus parlamentarios sino la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, toda una celebrity entre las filas populares, que no desaprovecharon la ocasión para fotografiarse con ella junto al tronco del viejo árbol.
Ese aplauso unánime a Iñigo Urkullu al término de la ceremonia será impensable a partir de ahora. Una vez arranque la legislatura en el Parlamento se terminarán los buenos gestos y los discursos moderados, que darán paso al verdadero debate donde los grupos políticos comenzarán a mostrar sus cartas de cara a los próximos cuatro años.