madrid - Tras el trámite de la votación para la investidura de Mariano Rajoy el pasado jueves, en la que el Grupo Socialista en el Congreso se posicionó en bloque en contra del líder del PP, sus 84 diputados se enfrentan esta tarde a su prueba de fuego. Y es que los parlamentarios del PSOE llegan divididos a la votación definitiva. Rajoy saldrá elegido presidente del Gobierno español -ya no necesitará mayoría absoluta, sino simple- con la abstención socialista, pero entre 15 y 20 diputados del PSOE se mantienen en el no. Desobedecerán por tanto la decisión adoptada el pasado domingo por el Comité Federal del partido, que abogó por una abstención en la segunda votación que permita a Rajoy prolongar su estancia en Moncloa y evite las terceras elecciones en un año.

Una posición en la que no existen resquicios y que afecta a todo el grupo, tal y como quedó claro tras la reunión preparatoria del Grupo Socialista del miércoles, que culminó sin acuerdo entre las partes: los críticos fracasaron en su intento de que se permita una abstención técnica de solo once diputados socialistas -el mínimo necesario para que Rajoy logre su objetivo- o dejar libertad de voto; y los oficialistas, capitaneados por el portavoz en la Cámara baja Antonio Hernando -otrora estandarte del “no es no” como mano derecha del exsecretario general Pedro Sánchez-, no consiguieron imponer la abstención en bloque como “un mandato expreso”.

Así se desprende al menos de las posturas mostradas por ambas partes en las últimas horas. Ayer mismo, un grupo de parlamentarios liderados por la balear Sofía Hernanz expresaron su intención de defender “hasta el último momento” esa abstención técnica. A la espera de que Sánchez -defenestrado del liderazgo del partido por su rechazo numantino a otorgar su apoyo a Rajoy- desvele la posición que adoptará de cara al pleno convocado a las 18.30 horas, los rebeldes son un grupo heterogéneo que propiciará el momento más esperado de la sesión cuando emitan su voto. Una de las posiciones más graníticas está representada por los siete diputados del PSC, cuyo Consell Nacional aprobó el martes por aplastante mayoría mantenerse en la negativa al PP. Los socialistas catalanes atemperaron ayer por sorpresa su tira y afloja con el PSOE al aparcar de sus ponencias la vía canadiense, que contempla la convocatoria de un referéndum de independencia si fracasa la reforma constitucional.

A ellos se añaden dos independientes, la jueza en excedencia Margarita Robles y la excomandante Zaida Cantera, que se sumaron a las listas de Pedro Sánchez en las últimas elecciones y que no responden ante la disciplina del partido, al no pertenecer al mismo. Otros tres diputados son militantes de base sin cargo orgánico: el exalcalde de Donostia Odón Elorza, la aragonesa Susana Sumelzo y la gallega Rocío de Frutos. Y al menos otros seis parlamentarios se mantienen en la disyuntiva de romper la disciplina de voto. Se trata de los baleares Sofía Hernanz y Pere Joan Pons, la extremeña Pilar Lucio y las castellanoleonesas Mar Rominguera, Luz Martínez Seijo y Esther Peña.

Sanciones En favor de la resolución del Comité Federal se posicionó una de las muñidoras en la sombra de la decisión de facilitar la investidura de Rajoy, la presidenta de Andalucía Susana Díaz. “Confío en el trabajo de mis compañeros en el grupo parlamentario. Sé que en un momento difícil como éste están haciendo lo mejor posible y sé que actuarán con responsabilidad”, aseveró. El presidente del Parlamento andaluz, Juan Pablo Durán, agregó que “el pueblo español no se merecía” otra convocatoria de elecciones generales. La postura discrepante que expresarán esta tarde algunos diputados socialistas abrirá la puerta a que reciban multas de hasta 600 euros, incluso a que sean expulsados de su grupo parlamentario y recalen en el Grupo Mixto, según los Estatutos del partido. Pese a ello, el presidente de la Comisión Gestora que rige el destino del PSOE, Javier Fernández, adelantó el jueves que no contempla “expulsar a nadie en este momento”. Otra cosa serán las relaciones con el PSC, que podrían someterse a revisión.

Tras perder la votación del pasado jueves por 180 votos en contra y 170 a favor, Mariano Rajoy salvará este segundo round con el apoyo del PP, Ciudadanos, Coalición Canaria, UPN y Foro, más la abstención de la mayoría del PSOE. La votación se hará por llamamiento público y los diputados tendrán que retratarse informando desde su escaño de si votan sí, no o abstención a la candidatura del líder popular.

Estrecha colaboradora de Pedro Sánchez, como miembro del PSC esgrime el mandato de su Consell Nacional en favor del no a Rajoy.

Junto a Sofía Hernanz, los dos diputados baleares se han mantenido firmes en el no, en consonancia con la postura de la presidenta de las islas, Francina Armengol.

La exmagistrada del Tribunal Supremo sostiene que la Constitución ampara su rechazo a Rajoy, ya que su artículo 67.2 recoge que “los miembros de las Cortes no estarán ligados por mandato imperativo”.

Alega razones de conciencia por el “calvario” que soportó como víctima de acoso sexual en el Ejército sin que el Gobierno del PP hiciera “nada” para evitarlo.

Defiende que “en política, aunque algunos no se lo crean, existe la ética y en este país hay mucha necesidad de ética política”.

La diputada aragonesa fue la primera en expresar públicamente que mantendría su voto negativo a Rajoy, antes incluso del dictamen del Comité Federal.