donostia - ¿Cómo se va a resolver el escenario del Congreso?

-Si nos atenemos a lo que vienen diciendo los responsables socialistas, porque el gran reto es saber si el PSOE va a permitir la investidura de Mariano Rajoy de una u otra manera, vamos a unas terceras elecciones. Confío y creo que no va a suceder. Se tendrá que resolver desde la generosidad y la altura de miras de interpretar que un momento excepcional requiere una decisión excepcional que permita un gobierno de Mariano Rajoy previo acuerdo de materias. Se producirá, pero me temo que tarde, en función de un guion del PSOE para que esa decisión le afecte lo menos posible.

¿Cuándo es “tarde”?

-Todo lo que supere la primera quincena de agosto, no por los intereses del PP, sino porque los grandes retos que tenemos no esperan.

¿Qué ofrece el PP a C’s y PSOE?

-Lo que está haciendo: hablar de todo. En diciembre ofrecimos una gran coalición. Soy consciente de que es extremadamente complicado, de que en España todavía no existe la cultura política suficiente como para que eso suceda. Para que eso suceda hace falta tiempo. Primero es la predisposición a hablar de la reforma institucional, de que por fin llegue a España un pacto educativo? Estamos dispuestos a hablar y, si hay una cuestiones que podemos acordar, hagámoslo.

Derogar la reforma laboral, por ejemplo, no.

-Claro, una cosa son los máximos y otra, los puntos intermedios. La reforma laboral, con todas las críticas que se le hacen, ha permitido que España baje de los cuatro millones de desempleados. El debate no es tanto el desempleo, sino la calidad y la estabilidad. Algo hemos mejorado. ¿Se puede hablar de la reforma laboral? Sí, ¿puede reformarse? Que se plantee cómo. Se puede mejorar, pero cambiar el rumbo sería un profundo error.

¿El PP tendría que relevar a Rajoy si alguien lo pide?

-No, y no lo va a hacer.

¿Ni aunque sea la última puerta para evitar otras elecciones?

-Bueno, es que sentaríamos un precedente delicado, que otro partido pone quién es tu candidato. No estamos en ese escenario, ni por fortaleza de Rajoy ni debilidad de los demás.

¿Habrá terceras elecciones?

-Son una hipótesis no descabellada, pero sería descabellado ir a unas terceras elecciones.

¿Es actuar con “altura de miras” asumir ante Europa una subida de impuestos que durante la campaña se han prometido bajar?

-He empezado a leer esa información y al final se está hablando de un método de pago, es un adelanto sobre el Impuesto de Sociedades, no tanto un incremento de fiscalidad a las empresas con el que no estaría de acuerdo. Bruselas nos aprieta como al resto y hay que agudizar el ingenio para cumplir. Quiero leer la letra pequeña, pero hasta donde sé, no parece un incremento sino un adelanto del pago.

¿Qué problema tiene el PP con cumplir el artículo 14 del Estatuto de Gernika?

-¿El de las transferencias?

De prisiones.

-Ningún problema. Cuando hablamos de esta transferencia hablamos de la gestión de las prisiones, no de la política penitenciaria, que unos y otros mezclan interesadamente. La política, que se puede debatir con serenidad, es competencia exclusiva del Gobierno central. Otra cosa es una hipotética gestión del sistema carcelario, como en Cataluña. Cuando ETA mataba, la gestión de las cárceles era una patata caliente. Al PNV no le interesaba esa transferencia porque era convertirse en el carcelero en un contexto marcado por la presencia de ETA y la kale borroka. En un nuevo escenario, vuelve el runrún de la transferencia, pero no se ha planteado en la mesa que hay que hacerlo. Si está en el Estatuto, soy partidario de que se pueda debatir.

Más que debatir, cumplir.

-Pero otra cosa es la política penitenciaria, que no estamos de acuerdo en cambiarla.

Si fuera Rajoy, ¿contaría con el PNV para la investidura?

-Con el PNV ahora mismo estamos más cerca de lo imposible que de lo posible por el escenario preelectoral en Euskadi. Desde el cálculo partidista, al PNV no le interesa un acuerdo con el PP en Madrid cuando en octubre hay elecciones en Euskadi. Creo que es un error anteponer su cálculo electoral y el contenido de lo que pone sobre la mesa, el futuro de los presos, antes que la estabilidad y medidas económicas. Me hubiese gustado ver a un PNV que hablara de competencias, de economía, de inversiones antes que de presos de ETA, pero así se ha planteado y se ha imposibilitado el entendimiento.

Al menos 4.009 casos de víctimas de abusos policiales desde 1960 hasta 2013. ¿Qué reflexión le merece?

-Cualquier persona que haya sufrido un tratamiento injusto, y por injusto me refiero a ilegal, discriminatorio o califiquémoslo como sea, tiene que ver resarcidos sus derechos y debe ser reconocida. Si el Estado se extralimitó, los tribunales tienen que actuar, pero la política también debe reconocerlo. Siempre hemos dicho que nos parece un error mezclar eso con el terrorismo de ETA, que no tiene nada que ver. Son dos realidades en un mismo país, pero diferentes. Es la evaluación que hemos hecho siempre.

Pueden ser 4.009 casos, pero las principales sentencias han llegado casi siempre desde Estrasburgo.

-Conozco sentencias del Tribunal Constitucional condenando a funcionarios del Estado por torturas en España. Sentencias firmes...

Y personas condenadas a 75 años de prisión, por qué salen de la cárcel a los cuatro.

-Ese es otro debate, que me parece mal. Yo hablo de que el Estado de Derecho funciona, que ha sancionado a funcionarios que se han extralimitado o han funcionado de manera ilegal. El Estado de Derecho se legimita cuando corrige los fallos del propio Estado de Derecho. Una sentencia condenatoria a un funcionario público que se ha extralimitado no perjudica al Estado, lo legitima.

¿Se reformará el autogobierno la próxima legislatura?

-Hemos estado toda esta legislatura hablando de esto y hemos sido incapaces de ponernos de acuerdo. Nosotros no tenemos un problema con Madrid o el resto de España, sino interno, de falta de entendimiento de qué queremos hacer en Euskadi. Las reformas no afectan tanto al Estatuto, a cuya reforma no nos cerramos, sino que afectan a diputaciones forales, sus competencias, las duplicidades, las sociedades públicas que hay que reformar?

¿Y la Ley Municipal, por ejemplo?

-Por ejemplo.

¿Terminará recurrida?

-No lo sé, sinceramente. Si hay un recurso, no van a ser cuestiones que afecten al núcleo fundamental de lo que trata una Ley Municipal que después de 30 años solo ha salido con el respaldo de EH Bildu me parece un respaldo pobre, no porque sean pocos parlamentarios, que no lo son, sino porque debería haber habido más esfuerzo para crear más complicidades en una ley fundamental.

¿Debería poder presentarse Otegi?

-Existe una inhabilitación por sentencia judicial para cargo público y siempre he sido partidario de que se cumplan las sentencias judiciales.

Usted es compañero de Parlamento de quien ha tenido el mismo tipo de inhabilitación, inaplicable en la práctica, como la de Iker Casanova.

-Bueno? vamos a ver este caso cómo se plantea. Quiero que se cumpla la sentencia. En todo caso, no le hagamos la campaña a Arnaldo Otegi, no lo convirtamos en la piedra angular de la política vasca. A mí Otegi no me da ningún miedo electoralmente ni para el futuro de Euskadi, porque su discurso se ha quedado en los 80.

¿Cuánto influye la formación de Gobierno en la designación del aspirante del PP a lehendakari?

-Influye desde el momento en el que el Gobierno sigue en funciones y que quien más posibilidades tiene de ser candidato sigue siendo ministro. Hasta ahí. Es una cuestión más formal.

¿Qué les diría a los que apuestan por Borja Sémper como candidato?

-Pues que agradezco el cariño y la confianza, pero que creo que Alfonso Alonso y Javier Maroto? Creo que el futuro candidato del PP a lehendakari, y es una intuición, se va a dilucidar entre ellos dos.

¿Se descarta de la carrera?

-Vaya pregunta? Lo que creo es que van a ser Alonso o Maroto.

Eso tampoco es que no.

-(Ríe) Es cuestión de conocer la reflexión que hay en el partido, identificar quién tiene más posibilidades, que son Alfonso y Javier. Lo harían extraordinariamente bien. Alfonso ha sido alcalde y ministro, y le da un bagaje notable, y es presidente del partido; y Javier también ha sido alcalde hasta hace muy poco de la capital de Euskadi y es un tipo que, por su perfil, podría ser capaz de darle una impronta muy interesante a la posición del PP. Creo que entre esos dos va a estar? No me descarto nada en esta vida, tampoco ser secretario general de la ONU...

¿Y ministro? Aparece en más de una quiniela.

-(Ríe) Sí, las quinielas las hace gente que desde fuera ve la política de una manera que a la hora de la verdad, las interioridades de los partidos? Hay gente mejor situada que yo para esas cosas. Mire, la política tiene muchas cosas maravillosas, pero tiene una peligrosísima: lo fácil que es alimentar el ego. Se alimenta el ego del alcalde de turno al que le paran por la calle, le dicen qué bien lo hace y se cree que puede ser lehendakari; el lehendakari de turno al que le alegran los oídos y cree que puede pasar a la historia? Hay que vivir en el día a día y no apostar por nada, tampoco descartar.

Es decir, que se ve como cabeza de lista por Gipuzkoa en octubre y le basta con eso.

-Ahora es lo que parece que va a pasar. De todas formas, en esta vida nunca se sabe.