Bilbao - Los partidos calientan motores para arrancar hoy mismo la campaña de las elecciones generales del 26 de junio. La cita nunca es sencilla para los partidos de adscripción exclusivamente vasca, ya que puede pasarles factura la llamada al voto útil de las grandes formaciones estatales que tienen más opciones de ocupar la presidencia española. En ese contexto, tanto el PNV como la izquierda aber-tzale tratan de presentarse como un voto útil capaz de decantar las futuras alianzas de gobierno. En cualquier caso, parten de situaciones diferentes. Los jeltzales pelean por la primera plaza en suelo vasco con Podemos, tras haber quedado a 15.000 votos de conseguirlo en los comicios de diciembre. Quieren mantener sus seis escaños, una posición de influencia que les valió que los socialistas y Podemos contemplaran al PNV como eventual socio del cambio. En el caso de EH Bildu, la coalición pugna para recuperarse del varapalo sufrido en diciembre, cuando cayó en picado desde los siete escaños que tuvo durante el mandato de Rajoy hasta tan solo dos. Se quedó sin margen de maniobra para participar en las alianzas, al tiempo que el PSOE la vetó expresamente por su posición sobre la violencia en el pasado.

El PNV presentó ayer en Bilbao a los candidatos al Congreso y el Senado por Bizkaia, un acto en el que tomaron la palabra los cabezas de cartel por ambas cámaras, Aitor Esteban y José María Cazalis, respectivamente. Defendieron que es el único partido que se preocupa por la agenda de Euskadi, y el único que pondrá sobre la mesa las demandas vascas en las negociaciones de investidura y las sucesivas votaciones que puedan sustanciarse a lo largo de la legislatura. Y no creen que vaya a hacerlo desde una posición marginal o testimonial. De manera tajante, aseguraron que el PNV será “relevante a la hora de decidir alianzas y poner contenidos”. A su juicio, ninguno de los cuatro grandes partidos, en alusión a PP, PSOE, Podemos y Ciudadanos, se va a desvivir para plantear una demanda específica de Euskadi ni para darle prioridad sobre otros asuntos.

Esteban se preguntó “quién va a defender el autogobierno vasco cuando haya un ataque o si se plantea un nuevo acuerdo institucional y se habla de nuevos estatutos de autonomía”. El jeltzale prometió que el PNV alzará la voz cuando la industria esté en peligro o se cuestione el sistema educativo vasco. Pondrá sobre la mesa esos contenidos en las conversciones, por lo que “será más importante que nunca que el PNV tenga una importante representación”. Cazalis, por su parte, avisó de que los cuatro grandes partidos buscan la “laminación de Euskadi como sujero político, despacito como lo hacen PP y PSOE, a la brava como Ciudadanos, o dejándolo languidecer como Podemos”.

desalojar al pp EH Bildu, por su parte, prometió que tendrá una actitud “activa” en Madrid para desalojar al PP de Mariano Rajoy. Llegó a tirar de hemeroteca para poner sobre la mesa el papel fundamental que ya jugó la izquierda abertzale para desbancar a Javier Maroto de Gasteiz, a Yolanda Barcina de Nafarroa y a Enrique Maya de Iruñea. Ese mensaje puede ayudarle a desactivar la fuga de votos hacia Podemos y reivindicarse como voto útil. Ha acentuado su perfil social y de izquierdas, con una renovación casi total de sus listas e introduciendo perfiles similares a los de Podemos, presentando al líder de Alternativa, Oskar Matute, por Bizkaia; y a un activista antifracking, Mikel Otero, por Araba. Ha guiñado a Podemos para participar en alianzas por el cambio, pero también ha lanzado algún dardo para mantener viva la pugna electoral. Matute dijo ayer que no van a dar ruedas de prensa “señalando qué ministerios o vicepresidencias” quieren, porque les preocupa “el cambio real”.

También defendió la agenda vasca, pero matizando que la suya sería diferente porque le preocupan “el medio millón de personas que viven en la pobreza y la exclusión social, no tanto que grandes empresas sigan teniendo domicilio fiscal” en Euskadi.