El juez de Vigilancia Penitenciaria de la Audiencia Nacional, José Luis Castro, afirmó ayer que una veintena de presos de ETA ha solicitado acogerse a beneficios penitenciarios de forma individual mostrando “arrepentimiento o pseudo arrepentimiento”. De ellos, tres ya han tramitado la correspondiente petición en la Audiencia Nacional, mientras que el resto son peticiones realizadas a las direcciones de sus respectivas prisiones o en segunda instancia ante Instituciones Penitenciarias. En caso de que la Administración rechace sus pretensiones es cuando los presos tienen derecho a recurrir al juez.

Se trataría, según el magistrado, de los primeros presos del grupo armado que dan este paso, después de décadas en las que ETA ha estado en contra de los beneficios que pueda conceder el Estado. Fuentes de la Audiencia Nacional citadas por Europa Press aseguran que la mayoría de los reclusos que han realizado estas peticiones se encuentran clasificados en primer grado -aislamiento- o segundo grado. Para lograr la progresión de grado, deben renunciar a su pertenencia a ETA, rechazar los delitos que cometieron y comprometerse a resarcir a las víctimas de sus actos.

Este último requisito tiene un carácter muchas veces testimonial, ya que en la mayoría de las ocasiones los presos se declaran insolventes. La junta de tratamiento penitenciario de cada prisión es la encargada de decidir si los reclusos cumplen con los requisitos para ver mejorada su situación penitenciaria. En caso de acceder al tercer grado, y siempre en función del tiempo de condena cumplido, podrían salir de la cárcel todos los días y regresar solo para dormir. “En el momento actual se está produciendo un cambio realmente importante”, dijo el juez Castro durante unas jornadas organizadas por la Unión de Guardias Civiles en la Universidad Camilo José Cela de Madrid.

Agregó que “las últimas declaraciones de los miembros, digamos políticos, si queremos decirlo así, están permitiendo a los 200 o 300 presos la posibilidad de que puedan solicitar beneficios, permisos penitenciarios y solicitudes específicas, cosa que no venían haciendo”. El dirigente de la izquierda abertzale Rufi Etxeberria dio el primer paso cuando, en el marco de una conferencia pronunciada el 12 de enero en Iruñea, instó a los presos de la banda a acogerse a estos beneficios. Tanto los acusados en la causa de Segura como el presidente de Sortu, Hasier Arraiz, también procesado, han predicado en los últimos meses con el ejemplo, en este caso para evitar su ingreso en prisión.

No obstante, la veintena de reclusos a los que hacía referencia José Luis Castro habría tomado la iniciativa sin que el colectivo de presos de ETA, EPPK en sus siglas en euskera, se haya pronunciado de forma explícita sobre este cambio de estrategia. El pasado 13 de abril, el expreso Antton López Ruiz, Kubati, propuso al EPPK “recorrer la vía judicial, explotar la legalidad penitenciara y acogerse a todo orden de beneficios”. Un mes antes, un grupo de 750 antiguos presos de ETA afirmaron en Usurbil que los pasos que dará el colectivo de internos para tratar de acabar con la dispersión “se materializarán de manera individual”, tal y como les solicita Sortu, pero “serán decisiones colectivas, igual que lo han sido las anteriores”.

Fuentes de la Audiencia Nacional afirmaron que entre los tres expedientes que ya se están tramitando se encuentra el de Gorka Fraile, condenado a 25 años e interno en la cárcel de Badajoz. Según informó el martes la Cadena Cope, José Luis Castro ha pedido a Instituciones Penitenciarias y al Instituto de Medicina Legal informes sobre Fraile para que se le aplique el artículo 100.2 del Reglamento Penitenciario y pueda ser tratado en libertad de una enfermedad.

Durante su intervención de ayer, el juez Castro destacó que “todas las peticiones tienen la misma terminología, los modelos son exactamente iguales, los mecanismos de arrepentimiento o pseudo arrepentimiento son iguales”. Destacó además la importancia de la colaboración de los presos con las autoridades para que les aporten datos con los que esclarecer sus crímenes.