BILBAO - ¿Cómo se va a situar el PNV en las elecciones autonómicas, marcadas por la pugna de izquierdas y la irrupción de Podemos?
-Vamos a pretender que no tengamos un elemento contagio de las elecciones españolas. No ha sido una legislatura fácil con la crisis y la falta de recursos del Gobierno para llevar adelante grandes programas, pero hemos acabado sin grandes sobresaltos, con una certidumbre que no se da en el Estado, y es de reconocer el esfuerzo que está realizando el gobierno de Urkullu sosteniendo los servicios básicos. ¿Dónde nos pensamos situar? En ese ámbito de certidumbre, no en una pugna izquierda-derecha, sino en seguir dando estabilidad al país, más allá de propuestas novedosas de conquistar el cielo, porque primero hay que gobernar la tierra. Y tenemos que concluir las fases abiertas en el ámbito de la paz y el autogobierno.
Ha hablado de evitar el contagio con las elecciones generales. Ahí entra también la fecha de los comicios vascos y las generales.
-La legislatura vasca tiene un horizonte certero que es octubre, pero estamos pendientes de esta inestabilidad del Estado. Tendrán que explicar los partidos de ámbito estatal cómo es posible que se pongan de acuerdo en la gran unidad de España que plantearon recientemente en el Congreso y sean incapaces, tan patriotas como son, de acordar un gobierno que impida ese gasto que suponen unas elecciones cuando se habla de 130 millones de euros. Repetir las elecciones sería imperdonable, tendrían que explicar muy bien a la gente, todos los que hablan de empobrecidos y desahucios, cómo ha sido posible que no se hayan puesto de acuerdo.
Si hubiera elecciones, ¿el PNV es partidario de adelantar las vascas o de retrasarlas?
-Se valorarán todas las hipótesis. Todos los partidos, el PNV también, está involucrado en la elaboración de listas.
En una entrevista con este periódico, el presidente del PNV, Andoni Ortuzar, adelantó que propondría a sus bases que Iñigo Urkullu repita como candidato. ¿Es una manera de decantarse por el electorado de centro?
-Tiene una valoración positiva por parte de la ciudadanía, y es toda una garantía para el conjunto de la sociedad, no solo en la centralidad, sino en la capacidad que ha demostrado para, en momentos tan delicados, sacar adelante unos servicios sin grandes dotaciones económicas. Es un candidato magnífico para dar un nuevo impulso a la Comunidad Autónoma Vasca.
Podemos Euskadi ha dicho que no va a pactar con el PNV y que lo quiere desbancar...
-Podemos Euskadi es toda una incógnita. Más que un partido parece una fábrica de consignas.
Parece difícil que vayan a entenderse tras las elecciones. En Juntas Generales no les dieron ni agua en la tramitación de los Presupuestos en ningún territorio.
-Quizás la gente no lo conozca, porque los protagonistas de Podemos Euskadi están en un segundo plano, pero el ejercicio que están desarrollando a nivel institucional deja mucho que desear, en el sentido de que hay mucho de consigna pero poco de realismo. La semana pasada en Juntas de Bizkaia se presentaba una moción sobre la planta de ACB de Sestao, y está muy bien que Podemos acudiera con la camiseta reivindicativa de los trabajadores, pero sus propuestas pasaban por políticas contra el cambio climático, el TTIP transatlántico o cambiar el modelo productivo capitalista. Como discurso está muy bien, pero de cara a un problema concreto no pasa de la imagen y el postureo.
Parece que Podemos está asumiendo el papel de antagonista del PNV, de dar el ‘sorpasso’, más que la izquierda abertzale.
-En el ánimo de Podemos está el magnífico resultado electoral que cosecharon en las generales e, imbuidos de ese resultado, tienen la creencia de que pueden traspasar la hegemonía del PNV a sus siglas. Tampoco están haciendo grandes propuestas ni elementos distintivos respecto al PNV. Queremos ver propuestas.
¿Ve un cambio en EH Bildu por no plantear de manera abierta el desalojo del PNV?
-Siguen en el diván, tienen verdaderos problemas internos. Creían que con la salida de Arnaldo Otegi de la cárcel iban a disfrutar de una nueva situación en la que sus problemas pudieran ir solventándose, y me da la impresión de que todavía no lo han conseguido. Otegi disfruta de un periodo vacacional y me imagino que vendrá con propuestas concretas, pero a la izquierda abertzale le falta asumir cuál es su nuevo papel para plantear una alternativa.
¿Es un paso positivo que se haya abierto a un acuerdo con el Estado en el nuevo estatus?
-Veremos. Lo han tenido que matizar dos o tres veces el hecho de la bilateralidad y emplazar a una fecha concreta. Han reconocido que no van a un ámbito independentista puro y duro sino a un nuevo estatus como un paso de tránsito, pero eso no se compadece con el discurso de Otegi, que habla de una nueva fase independentista. Queremos saber exactamente qué camino van a llevar. Quizás las propuestas que hoy estén haciendo las quieren aparcar a la próxima legislatura de cara a que haya nuevos agentes y compartir con ellos una estrategia común.
¿El PNV estaría dispuesto a explorar la vía unilateral como les pide EH Bildu si fracasa el acuerdo con el Estado?
-El PNV lo que está planteando es un pacto de convivencia. Y en esa negociación, el PNV propone una dinámica de acuerdo, en ningún caso de confrontación. Haremos un esfuerzo de aquí al final de la legislatura para establecer un mínimo común denominador con las propuestas presentadas por todos en el Parlamento Vasco y, en caso de que no se produjera, el PNV dejaría sus planteamientos básicos: reconocer Euskadi como nación, que todos los cambios jurídicos que se puedan producir se hagan desde la legalidad, que el Estado vea que si hay una voluntad mayoritaria de la sociedad vasca la legalidad debe acomodarse a esa voluntad, y tendría que haber una relación bilateral y reconocer el derecho a decidir.
Lo que pide EH Bildu es no esperar indefinidamente si no hubiera pacto con el Estado.
-Pero no estamos hablando de que en este momento no pueda haber un acuerdo con el Estado. Estamos dispuestos a abrir una puerta de negociación con el Estado y vamos a intentar de todas las maneras llegar a un acuerdo.
¿Sigue en suspenso el diálogo sobre paz?
-Sortu dejó en suspenso los contactos en julio del año pasado, y su planteamiento es que lo iban a hacer por sí mismos. De ahí pensábamos que pretendían solucionar los temas antes de que Otegi saliera de la cárcel para dejarle el campo libre a presentar el proyecto de la izquierda abertzale. Sin embargo, el reconocimiento del daño injusto causado sigue ahí presente. Tendrá que ser la izquierda abertzale, que dentro de poco tiempo pasará a llamarse Izquierda Independentista, quien tenga claro cómo soluciona sus propios problemas para poder abordar de una vez por todas la posibilidad global de un acuerdo de país entre todos.
¿Tiene el PNV algún problema con la vieja guardia en esa negociaciones?
-Si se pretende hacer un nuevo proyecto liderado por Otegi, no compadece demasiado que vaya acompañado por los líderes de la antigua Herri Batasuna, líderes con los que en algunos casos hemos intercambiado reproches mutuos y son más obstáculo que otra cosa. Cuando el propio Otegi hablaba de establecer un nuevo Estado decente, primero tendrán que reconocer las cosas que han hecho mal y quitar del camino interlocutores que son un auténtico obstáculo para conciliar políticas de acuerdo con otros.
¿Han podido establecer contacto con Otegi?
-No, desde que salió está en unas merecidas vacaciones.
¿Tienen contactos con el PSE sobre el nuevo estatus de autogobierno?
-Tendremos alguno, está pendiente y no se ha podido celebrar por problemas de agenda.
¿Ve margen de acuerdo con la precampaña antinacionalista que está realizando en contra del derecho a decidir?
-Puede haber acuerdos en el ámbito competencial del nuevo estatus y el blindaje. Y el Partido Socialista ha reconocido en el Estatut a Catalunya como nación. ¿Por qué iba a cerrarse aquí?
Pero habla de nación sin contenido político...
-Bueno, en el Estatut está claro qué significa la nación catalana, y tenemos papeles conjuntamente elaborados, como los acuerdos de Loiola, donde se reconoce explícitamente esa terminología. Pese a la campaña que viene liderando Idoia Mendia, creemos que hay posibilidades, con mayor posibilidad de prosperar si es que en el Estado prospera un nuevo gobierno liderado por el señor Sánchez.
¿Y por qué el PNV no acaba de abstenerse en la investidura?
-Porque el PNV no es una ONG. El PNV ha planteado la agenda vasca y no ha habido una respuesta satisfactoria.
Desde el PSE dicen que Sánchez les hizo llegar un documento con un compromiso con las transferencias pendientes y el Cupo, y que aún así lo rechazaron. ¿Es cierto?
-No. El PNV encontró una falta de compromiso en el papel que era impresentable. Si hubiéramos dado por recibido el documento, nos hubiéramos levantado de la mesa y no hubiera habido encuentro. En aras a esa responsabilidad, le indicamos que diera por no presentado el documento e hiciera una oferta diferente.
Da la sensación de que en ese documento, más que compromisos concretos, se ofrecieron a futuro a abordar esas cuestiones.
-La literatura era inasumible.
¿No había compromisos concretos, ni fechas ni cantidades?
-Para nada.
¿Por qué les parece tan inasumible el acuerdo PSOE-Ciudadanos?
-Porque en un primer término niega cualquier tipo de consulta y, cuando ves las medidas que se establecen, hay invasión competencial. Dar por hecho que ese papel está cerrado imposibilita cualquier opción de acuerdo.
Han tenido una reunión a tres...
-No, lo que ha habido es un contacto entre portavoces en sede parlamentaria. Volvimos a reiterarles que con esa base el PNV no se puede sentar a negociar nada.
¿Qué impresión se llevaron de ese primer contacto con el portavoz de Ciudadanos?
-Vimos que es un acuerdo cerrado, es un pacto de hierro, y si se mantienen esas premisas, creo que nos abocarán a repetir las elecciones.
¿Prefiere que el PSOE trace un eje con la izquierda, con Podemos?
-No lo sé. Que tuviera una posibilidad real de formar un gobierno. No entiendo que se mantengan posiciones numantinas, aunque solo sea para la investidura. El programa de gobierno será harina de otro costal.
¿Cree que la interlocución entre Puigdemont y Sánchez puede alumbrar una solución negociada para Catalunya?
-Por lo menos se ha abierto una puerta de interlocución. Parece que Sánchez le está planteando recuperar el documento de 23 hitos presentado por Artur Mas. No sé si será suficiente para abrir un nuevo camino, pero al menos la situación de cerrazón tiene alguna rendija por la que quizás puede salir la luz.
¿Se ha dirigido el PP al PNV para intentar algo para la investidura?
-En su momento recibimos dos llamadas, pero nada concreto. Resulta llamativo que, si quiere seguir liderando el Gobierno de España, su iniciativa haya sido nula.
¿Sería complicado que, aun recibiendo una oferta, el PNV repensara su voto?
-Muy, muy complicado. No es entendible que un Gobierno no plantee medidas por el dumping del acero chino por estar en funciones, y recurra las decisiones que se plantean en Euskadi, como las 35 horas en el sector público.
Según las encuestas, la gobernabilidad también será complicada en Euskadi. La suma PNV-PSE no da. ¿La vocación es que el pacto siga aunque haya que sumar a otros?
-Veremos qué resultado nos da el Parlamento. Nuestra vocación es gobernar con mayor nivel estabilidad que en esta legislatura y estar abiertos a acuerdos con otras formaciones. Hombre, resulta indudable que el socio lógico sería el PSE.
¿Le preocupa que el resurgir del ‘caso De Miguel’ les pueda perjudicar en la campaña?
-Ese tipo de acontecimientos no son positivos para nadie. Lleva seis años ya y, cada vez que hay un ámbito electoral, reaparece con presecia pública notable. Lo único que pedimos es que la justicia sea justa.
Algún partido señala que el PNV falló en la vigilancia...
-También he oído que la Policía belga fracasó al no descubrir a los terroristas de Bruselas. Cuando la condición humana posibilita determinadas actuaciones, se descubren cuando ocurren. Son hechos aislados, vinculados a ciertas personas y el PNV puso un cortafuegos.