madrid - La cosa va por días. A veces incluso por horas. Dos partidos condenados a entenderse pero incapaces de generar puentes de confianza, enfrentados en un cruce de declaraciones, en muchas ocasiones subidas de tono, en las que se mezclan manos tendidas y llamadas al acuerdo con reproches y desplantes. “Ojalá el nuestro sea el pacto del beso”, confió el pasado viernes en el Congreso Pablo Iglesias. Una intervención plagada de referencias a un “amor” que, sin embargo, hoy parece imposible. Pedro Sánchez ya ha elegido pareja, pero insiste en un romance a tres sin entender “de dónde saca Iglesias tanto odio y rencor contra el PSOE”.
Todo es un juego de tiempos. Política nueva en un país acostumbrado a mayorías absolutas donde se plantean pactos que son insuficientes o parecen imposibles. No da la suma PSOE-Ciudadanos, pero los socialistas se agarran a ella a modo de salvavidas confiados en una carambola improbable en la que ni Podemos ni el PP quieren participar por ahora. “Espero que Podemos rectifique y facilite un Gobierno de cambio”, afirmó ayer el propio Sánchez, que habla ya en nombre de los 130 diputados que suman ambos partidos, y que a partir de ahora encararán juntos las negociaciones. “Rivera ha antepuesto los intereses generales a los partidistas”, afirmó el líder socialista, dolido porque Podemos se haya resistido a participar en el baile cuando ya sonaba la música. “Pensaba que, por afinidad ideológica, iba a ser más fácil hablar con Iglesias, pero ha traicionado a sus votantes dejando que Mariano Rajoy siga siendo presidente, y está jugando a que haya nuevas elecciones”, remarcó el candidato derrotado el pasado viernes, que dijo no fiarse de Podemos. “Me gustaría, pero lo que hacen me lleva a lo contrario”, sentenció. Pero Podemos tampoco se fía del PSOE, y mucho menos de su romance con Ciudadanos. “Es un fraude”, en palabras del ideólogo del partido, Juan Carlos Monedero, que pide a Sánchez que “mire a la izquierda y no a la derecha”. “Ha hecho algo innecesario, ir al debate de investidura sin tener los votos. Desde el comienzo sabe que lo único que suma es un acuerdo de izquierdas, pero, seguramente porque no le dejan sus barones, ha querido sumar de otra manera”, criticó a modo de novio despechado.
Y es que el partido de Iglesias no quiere ni oír hablar de compartir alcoba con Albert Rivera, el “escudero” con el que Sánchez intenta “protegerse” ante sus rivales dentro del partido. “Me parece sorprendente que el señor Sánchez necesite un escudero para protegerle o un hombre de negro para vigilar que no se salga del guión. Espero que un partido como el PSOE encuentre la fórmula para no tener que ir acompañado al baile, como si no pudiese ir solo”, aseguró el secretario de Organización de Podemos, Sergio Pascual, que pese a todo confía en que “no haya dificultades para que el PSOE pueda explorar fórmulas de diálogo” y “no necesariamente siempre vigiladas por el acompañante que le pongan de Ciudadanos”. “Es muy difícil que nosotros nos pongamos de acuerdo con Ciudadanos en algo tan serio como un Gobierno”, advirtió el propio Iglesias el sábado por la noche en un programa de televisión. La apuesta del partido, reiteró ayer Sergio Pascual, es “una mesa a cuatro” con Compromís e IU. “Es sorprendente que Sánchez no se atreva a sentarse en esa mesa a cuatro con su gente y sus propias ideas para tratar de construir y explorar otra vía”, lamentó el secretario de Organización.
Dos meses de plazo Pese a todo el juego de amores continua, y hoy el presidente del Congreso, Patxi López, se reunirá con el rey Felipe VI en el Palacio de la Zarzuela para hablar del proceso que se abre ahora. Un escenario inédito en la política española, y en el que solo está claro que si para el 3 de mayo no hay un acuerdo de Gobierno habrá nueva convocatoria electoral el 26 de junio. Dos meses de plazo en los que todavía pueden pasar muchas cosas, por más que los partidos se enroquen en una situación de bloqueo casi absoluto, y que de momento nadie parece querer desatascar.
Tanto es así que se ha suscitado una reflexión en el seno de los diputados socialistas sobre si se deberían seguir o no negociando con la formación de Pablo Iglesias, la única que puede garantizarles la investidura salvo que el aliado final acabe siendo el PP. Molestos por el ‘no’ de la semana pasada, y también por los “insultos” al expresidente del Gobierno Felipe González, diversos diputados del PSOE han expresado su contrariedad por la actitud del dirigente de Podemos, que han considerado un obstáculo para tratar de que haya un entendimiento.
A la espera de ver si el Rey toma alguna decisión sobre qué candidato debe tomar la iniciativa, en las filas socialistas hay confusión sobre qué postura tiene que adoptar Sánchez hacia la formación de Iglesias en la nueva fase que se abre tras la investidura. “No hay nada que hacer con Podemos. La intervención de Iglesias fue tan provocadora que no nos podemos ni sentar con ellos. Todo apunta a elecciones”, reflexionaba ayer a la agencia Efe uno de los diputados que era partidario en un inicio de la coalición de izquierdas.
Pendientes del PP El pesimismo cunde en las filas del PSOE, o así lo intentan transmitir en busca de una reacción en Podemos, donde se reitera que cualquier acuerdo pasa por un Gobierno de coalición como “garantía” por la trayectoria del PSOE en los últimos años. Es por ello que en el equipo negociador socialista son escépticos de que el diálogo con Podemos pueda llegar a buen puerto. “No acierto a ver qué más se puede hacer. Todo está en el documento con Ciudadanos. No hay más que negociar”, admitía ayer a Efe uno de los seis integrantes. Para los socialistas el acuerdo es ya un contrato cuasimatrimonial, y una vez jurados los votos, se debe fidelidad: “Ya no se toca ni una coma”. “Muy torpes tendríamos que ser para forzar un acuerdo con unos rompiendo con otros”, analizan en el PSOE, donde se apunta ya a Podemos como responsable del hipotético adelanto electoral.
Todo mientras su pareja de baile escogida corteja al cuarto en discordia, que espera a que le hagan sitio en la fiesta siempre y cuando le dejen llevar la voz cantante. “La incógnita es qué va a hacer Rajoy”, admitía ayer otro diputado socialista ante la incertidumbre de quién asumirá la iniciativa en los próximos días. “Habrá acuerdo entre PP, PSOE y Ciudadanos si Mariano Rajoy no es el candidato”, auguraba ayer el senador de En Marea José García Buitrón. “En el momento en que el PP decida que Rajoy no es el candidato, a mí me parece que se sientan bases firmes para este tipo de acuerdo”, vaticina el socio electoral de Podemos. La música sigue sonando. - I.F./Efe/E.P.