MADRID - Más de lo mismo. El candidato socialista a la presidencia española volvió a obviar a Euskadi en la segunda sesión de investidura celebrada ayer, lo que condujo inexorablemente al PNV a mantener su voto en contra de Pedro Sánchez. Los socialistas habían contactado en las últimas horas con los jeltzales para tratar de atraerse su apoyo, pero de esas conversaciones no salió ninguna oferta solvente que encauzara la agenda vasca, que pasa por cumplir íntegramente el Estatuto de Gernika traspasando las competencias pendientes, renovar el Cupo que paga Euskadi a Madrid e impulsar algunas inversiones estratégicas, entre otras cuestiones. En la sesión del miércoles, Sánchez había ofrecido las competencias pendientes desde 2011, una referencia velada al traspaso de ferrocarriles, autopistas y Fogasa (el fondo que paga los salarios en las empresas en quiebra), cuestiones encarriladas durante el mandato de Zapatero que eran una condición de mínimos para el PNV y no cubría sus expectativas en la negociación con el candidato. De la postura del PNV se desprende que Sánchez no ha puesto por escrito siquiera esa condición de urgencia. Los jeltzales seguirán negociando desde el lunes.

Su portavoz en el Congreso, Aitor Esteban, recordó que el acuerdo del socialista con Ciudadanos, una formación muy centralista que huye de las concesiones al nacionalismo, no facilita el entendimiento, y le pidió que “elimine o matice” algunos elementos de ese pacto si quiere contar con el PNV. Además, se mostró inquieto por el mutis de Sánchez en relación al autogobierno y le pidió que se posicione porque, más allá del derecho a decidir o una mera transacción de competencias, su partido quiere conocer qué opina sobre la singularidad vasca y sus aspiraciones. Además, le pidió que “arriesgue” y recordó que el próximo gobierno podría ser el que cierre la etapa de ETA y encarrile el problema catalán. - M. Vázquez