BILBAO - Seis abstenciones, dos síes y un no han sido los posicionamientos históricos del PNV ante los respectivos intentos de investidura de un candidato a presidente español, un sentido de voto guiado siempre por obtener beneficios para Euskadi y cuyo cumplimiento pueda garantizarse. Expectante a lo que pueda trasladar hoy Pedro Sánchez en el documento que su equipo negociador enviará a las formaciones con las que mantuvo encuentros la pasada semana, no será otro el comportamiento que se cursará desde Sabin Etxea, donde se analizará el texto que recoge las intenciones programáticas socialistas para luego incluir un guión con las cuestiones vascas que merezcan ser tratadas en citas posteriores, la primera de ellas posiblemente el miércoles. Todo compromiso, “por escrito” y blindado, avisó el presidente del EBB, Andoni Ortuzar, al secretario general del PSOE. Nada de “papel mojado”.

Los jeltzales se moverán sin líneas rojas ni vetos aunque desde las filas socialistas haya más barreras, ya que no conciben valorar conceptos como “bilateralidad o la nación foral”, trasladados por el propio lehendakari, Iñigo Urkullu, a modo del nuevo talante y receptividad que, a su juicio, debería primar en las relaciones entre la CAV y el hipotético gobierno de cambio de Madrid. Así lo dejó caer ayer la secretaria general del PSE, Idoia Mendia, en un acto que se celebró en Bilbao en defensa del autogobierno, al asegurar que estos términos, y otros como derecho a decidir y Concierto político, son “formulaciones que pueden resultar ocurrentes, pero que solamente generan más incertidumbres que certezas”. El objetivo socialista, reforzar un Estatuto “más social”.

Mendia se jactó de que el PSE , según su visión, haya sido el partido que más arrojo ha destilado en la defensa del autogobierno porque “creemos en él probablemente más que nadie en este país”, y confía en que pueda desarrollarse para “adaptarlo a la realidad del siglo XXI y a las nuevas necesidades de la sociedad vasca”. Principalmente, para que sea “más justo y más útil para los ciudadanos”, matizó, aunque la dirigente socialista pasó de puntillas sobre aspectos como el Concierto Económico y el Cupo, y la obligatoriedad de modificarlo en aras de una mayor solidaridad hacia el Estado, tal y como reclamó en campaña más de uno de sus compañeros. Es por ello que prefirió centrarse en acusar a los nacionalistas de apostar por “remontarse a difusos tiempos pasados para definir qué es ser vasco y qué no”, dado que quien “garantiza derechos y nuestra libertad” es la ciudadanía. Sí tuvo un guiño hacia el PNV al destacar que en Euskadi “las diferentes familias políticas se han esforzado” en llegar a acuerdos, espíritu pactista que, de momento, falta en el Estado. Pero después de advertir de que el autogobierno resultante debe ser “leal” con las víctimas de ETA, organización que perseguía “acabar con esa pluralidad”, ahondó en que los socialistas no pueden renunciar a refutar “en la arena pública” planteamientos de un PNV que, “por imprecisos, no dejan de ser preocupantes”.

“Euskadi no necesita que en el camino hacia Catalunya, Escocia o Kosovo se ponga en duda todo lo construido y avanzado en 36 años, y que en su afán de repensarlo todo, el PNV nos lleve a destruir el sistema autonómico que nos ha dado nuestros años de mayor progreso y bienestar”, argumentó Mendia, rechazando “las ensoñaciones de un nacionalismo, que en sus aspiraciones de máximos, corre el riesgo de llevarnos a una autonomía de mínimos”. En la agenda vasca de la líder del PSE hay sitio seguramente para cómo superar las heridas de la violencia y para las medidas de protección social, pero no para el nuevo estatus jurídico y político que esboza el PNV y el lehendakari.

Mendia insistió en la reforma previa de la Constitución que proclama su secretario general, y que entiende solucionará los conflictos territoriales y competenciales que han “lastrado el desarrollo estatutario”, cuestión para la que “hacen falta acuerdos entre diferentes”. Coincide, al menos, con los jeltzales en que es hora de frenar los “impulsos recentralizadores” del Ejecutivo de Mariano Rajoy, y en blindar los servicios públicos frente a nuevas tentativas de recortes. La socialista añade una profundización social en el Estatuto, incorporando en su articulado derechos ya adquiridos por la sociedad vasca, como el acceso a la Renta de Garantía o a una vivienda. “Queremos más Estatuto, sí, pero para las personas”, zanjó.

En el contexto negociador, el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, consideró que “sería gravísimo” que Sánchez esté dispuesto a apoyar el acercamiento y la excarcelación de presos de ETA, y a otro estatus político-jurídico de la CAV, a cambio de que el PNV facilitase su investidura como presidente del Gobierno.