madrid - El socialista Pedro Sánchez aspira a convertirse en presidente español con el apoyo de dos partidos que no quieren darse la mano porque se vetan mutuamente y, lo que puede ser más preocupante para el PSOE, chocan en aspectos nucleares de su programa. Sánchez pretende forjar un acuerdo con la derecha y con la izquierda, con Ciudadanos y con Podemos, en un intento de proyectar centralidad y moderación y contrapesar la alianza con la formación de Pablo Iglesias, a la que varios barones socialistas consideran radical y desleal. Sobre todo, pretende evitar apoyarse en el PP y los nacionalistas catalanes. Sin embargo, la tarea no será sencilla. Por el momento, sí es cierto que Ciudadanos ha relativizado dos de sus propuestas más controvertidas, la supresión del Concierto Económico que permite a las instituciones vascas recaudar sus propios impuestos, y la instauración de un contrato único en el mercado laboral, medida que la izquierda interpreta como una puerta abierta al abaratamiento general del despido. Ninguna de las dos aparecen citadas expresamente en el documento que ayer presentó a la comisión negociadora socialista, aunque se deslizan términos similares como la “generalización” del contrato estable o la “igualdad real de todos los españoles” en el modelo territorial.

En realidad, Ciudadanos ya había insinuado que no se empeñaría en la supresión del Concierto si carecía de apoyos en su propósito, pero avisó de que insistiría en que Euskadi pague más dinero a Madrid en concepto de Cupo por competencias no transferidas, como el Ejército. Avisó de que mantendría esa posición en las negociaciones del Cupo. En su documento negociador, no aparece por ninguna parte esa mención, pero sí constantes apelaciones a la unidad de España y la igualdad. También figura su apuesta por eliminar el Senado y las diputaciones y carga contra las duplicidades administrativas.

Los socialistas comparten más propuestas con Podemos en materia social y de empleo, pero en el debate territorial los separa el abismo del referéndum de independencia para Catalunya, inasumible para el PSOE. Es con Ciudadanos con quien mejor se entienden para defender la unidad de España, pero tampoco al cien por cien, porque la formación de Albert Rivera defiende postulados excesivamente restrictivos en materia de autogobierno, mientras que el socialismo quiere lanzar guiños a Catalunya reforzando sus competencias y blindando su lengua en las escuelas.

En materia laboral, Ciudadanos apuesta por el contrato único. Ahora lo ha rebautizado con otros términos, pero aclara que sigue siendo su apuesta. Sostiene que es la mejor vía para reducir la brecha entre las condiciones de los trabajadores temporales y los indefinidos. Sin embargo, la izquierda cree que esa fórmula provocaría que las condiciones se igualaran a la baja, abaratando el despido con carácter general. Podemos y PSOE lo rechazan. Además, Ciudadanos no plantea derogar la reforma laboral, tampoco en el documento negociador. Cabe matizar que en los últimos años se han materializado varias reformas, orquestadas incluso por el socialismo. Con la modificación realizada durante el mandato de Zapatero, la indemnización por despido improcedente bajó en muchos casos de 45 a 33 días. Rajoy lo consagró durante su mandato y, además, bajó a 20 días la indemnización si la empresa argumentaba problemas económicos. Otro posible foco de conflicto se sitúa entre Podemos y los socialistas, ya que Iglesias quiere derogar las dos reformas, incluida la socialista. El PSOE ha dado bandazos, apostando en ocasiones por derogarlo todo y, en otras, por introducir mejoras.

Tampoco hay consenso sobre el salario mínimo. De entrada, Ciudadanos rechaza esa figura y prefiere garantizar unos ingresos a través de las ayudas estatales, no obligando a las empresas a pagar un sueldo mínimo. Ayer volvió a hablar de ese “complemento salarial”. Podemos y PSOE sí defienden el salario mínimo y piden incrementarlo. El socialismo plantea una subida progresiva hasta los 1.000 euros en dos legislaturas. Podemos habla de 800 euros en 2018, a los que añadiría una inyección pública de dinero para garantizar que nadie ingrese menos de 900 euros al mes. En fiscalidad, se repite el choque con la izquierda: Ciudadanos no quiere subir impuestos, pero Podemos y PSOE quieren incrementar el IRPF a las rentas altas.

ajustes Otro previsible punto de desencuentro es la gestión de los recortes impuestos por la Unión Europea. Podemos pide eliminar el artículo 135 de la Constitución que fija el límite de gasto, mientras que Ciudadanos pide en el documento negociador “mantener un firme compromiso con la estabilidad presupuestaria”.

En el modelo lingüístico catalán, aunque no aparece en el texto, Ciudadanos se ha mostrado más restrictivo que el Tribunal Supremo, que ha obligado a algunas escuelas a ofrecer al menos el 25% de asignaturas en castellano. Rivera propone subir el porcentaje al 40%, ofrecer otro 40% en catalán y un 20% en inglés. Su propuesta no casa de ninguna manera con la visión socialista, que pide blindar el catalán en las escuelas para apaciguar las ansias de independencia. PSOE y Podemos, por otro lado, rechazan la reforma educativa del PP, que estrecha el control sobre las comunidades autónomas. Ciudadanos no comparte su análisis.