barcelona - La asamblea de la Candidatura d’Unitat Popular (CUP) celebrada ayer en Sabadell arrojó el resultado más insólito y menos esperado de todos los posibles y pone la guinda a un proceso rocambolesco que ni el mejor guionista de Hollywood lo hubiera escrito. Tres meses después de las elecciones autonómicas del pasado 27 de septiembre, en la que la lista de Artur Mas fue la más votada pero sin los apoyos suficientes para la investidura como president, la suerte del líder de CDC estaba en manos de poco más de tres mil militantes de la candidatura anticapitalista que ayer celebraba su asamblea para decidir si facilitaba la investidura de Mas o la rechazaba, abocando en este caso la situación casi irremediablemente a unas nuevas elecciones al Parlament catalán en marzo. Tras varias votaciones, la tercera y definitiva deparó un empate a 1.515 votos para cada uno de los dos escenarios que se planteaba: la opción 1, que abogaba por facilitar la investidura de Mas y aceptar la propuesta de Junts pel Sí (JxSí), que consisten en la fórmula de presidencia compartida con el líder convergente al frente y tres vicepresidentes, así como blindar un plan social potente; y la opción 2, que apostaba por rechazar la investidura de Mas y agotar el plazo de las negociaciones (10 de enero) y, en caso de que JxSí no ofrezca un candidato alternativo, ir a unas elecciones anticipadas.

Ni siquiera la previsión de que en la votación definitiva no se iban a computar los votos nulos o en blanco para garantizar que una de las dos opciones en liza superaría el 50% de los apoyos, pudo evitar las tablas.

Los otros dos escenarios que se sometieron a votación preveían, por un lado, rechazar las propuestas de JxSí pero estaban por la labor de facilitar la investidura de Mas por parte de la CUP (la opción 3); y, por otro, rechazar la propuesta de medidas políticas y a Mas, e instar a JxSí a buscar acuerdos sin la CUP, a través de la abstención en el Pleno de investidura (opción 4). Este último supuesto decayó a las primeras de cambio, mientras que el otro fue descartado en la segunda votación. Así, para la tercera y, a priori, definitiva quedaron los dos escenarios que de antemano partían con más probabilidades.

La CUP no tenía prevista ningún mecanismo para romper un empate difícilmente imaginable y por ello sus dirigentes decidieron de inmediato convocar un consejo político ampliado con representantes de las organizaciones territoriales más los diez diputados del Parlament, que serán los encargados de tomar la decisión definitiva y romper las tablas. La formación anticapitalista convocará a partir de mañana a las asambleas territoriales y el consejo político tomará la decisión final el 2 de enero, a tan solo ocho días de que expire el plazo legal para investir presidente o convocar unas elecciones anticipadas.

“Las aritméticas son diabólicas en este proceso”, reconoció Antonio Baños que destacó que “nada del proceso de construcción de la República catalana se hará sin consultar a la gente”. Por su parte, Anna Gabriel, una de las voces más significadas de los contrarios a la investidura de Mas y de dotar una mayor impronta de izquierdas al proceso soberanista, señaló que “no podemos salir y dar ninguna opción ganadora, lo que seguramente esperaba buena parte del país en un sentido u otro”, e hizo un llamamiento a JxSí a mejorar su oferta. A su juicio, la coalición que integra a CDC y ERC “puede hacer una nueva propuesta mejor que esta, que no tiene un apoyo mayoritario, o quedarse quieta. Nosotros no nos quedaremos quietos”.

La carambola numérica refleja la división con la que la formación cupera afrontaba este decisivo cónclave, tras tres meses de batalla interna entre los partidarios de favorecer la investidura de Mas para no descarrilar el proceso independentista activado en noviembre con la resolución del Parlament para avanzar hacia la creación de un Estado catalán, y los sectores que no tragan la opción del líder de CDC como president en tanto que encarna la corrupción de su partido.

La otra derivada es el futuro de Mas que queda en el aire tras el sorprendente empate. El president en funciones comerá el turrón pero seguirá en vilo a la espera de lo que decida la CUP con el nuevo año. Depende de la cúpula cupera que muerda el roscón de reyes como president. Mientras, espera a ver qué deciden, la duda ahora es ver si Junts pel Sí intentará una última búsqueda de apoyos a la desesperada, aunque PP, C,s y PSC ya le han cerrado las puertas y Catalunya sí que es Pot ya avanzó que nunca le apoyará en una investidura.