Para Catalunya, la de ayer estaba llamada a ser una cita con las urnas prácticamente a modo de reválida de las autonómicas del pasado 27 de septiembre, en buena medida porque Catalunya continúa sin Govern, pendiente ahora de la asamblea que la CUP prevé celebrar dentro de una semana para ver si se desbloquea la investidura y se evita una repetición de los comicios catalanes.

Y quizá precisamente porque las fuerzas implicadas en el procés y en la formación del nuevo Govern, Convergència y ERC -la CUP no concurría-, han protagonizado una campaña de bajo perfil, de cierto desinterés respecto a estas generales, y porque Podemos ha dado un giro en su campaña respecto a la de septiembre, con un protagonismo importante de Ada Colau tanto en Catalunya como en el resto del Estado, la candidatura morada de En Comú comió anoche la tostada (12 diputados) al resto, erigiéndose en primera fuerza cuando hace apenas tres meses era la cuarta.

La otra fuerza emergente, que precisamente emergió en Catalunya, se desinfló ayer y de segunda fuerza el 27-S los de Albert Rivera pasaron ayer a quinta (5 diputados). Aunque uno de los grandes derrotados de la noche podría ser Democràcia i Llibertat, la nueva marca de la CDC de Artur Mas, que de los 16 diputados que cosechaba con CiU en 2011, ayer se quedó con ocho -la Unió del histórico diputado Josep Antoni Duran i Lleida no llegó al mínimo exigido para entrar en el reparto de escaños, con lo que Duran i Lleida se queda fuera del Congreso-. DL es la cuarta fuerza, por detrás de ERC, su socio en Junts pel Sí, que cosecha nueve de diputados, triplicando su resultado de hace cuatro años. En el particular pulso que mantienen los socios de JxS, ERC parece que resiste mejor el desgaste del impasse institucional que arrastra la Generalitat -cabe pensar que Esquerra haya podido capitalizar algo del voto que en septiembre fue a la CUP y que ahora no tenía esa candidatura como opción-, y que es CDC la pagana de la interinidad del Govern.

En términos plebiscitarios, al estilo de como se midieron los resultados del 27-S, las fuerzas independentistas suman 17 diputados por 18 de las estatalistas -PSC, C’s y PP- y 12 de En Comú, que defiende la celebración de un referéndum pero votó en contra de la declaración de ruptura del 9 de noviembre.

El hundimiento de la noche, como viene siendo habitual en las últimas citas electorales en Catalunya, lo protagonizan el PSC de Carme Chacón, que pierde seis escaños y se queda en ocho -y que, no obstante, escala a la tercera posición del ranking catalán desbancando al partido de Mas- , y el PP, que se deja otros seis electos para situarse como la sexta fuerza con cinco diputados.