Nueva York - Tras casi cinco años de guerra en Siria, el Consejo de Seguridad de la ONU se unió la noche del viernes por primera vez en torno a una hoja de ruta para tratar de poner fin al conflicto. Los quince miembros del Consejo respaldaron una resolución basada en los acuerdos internacionales logrados el mes pasado en Viena y que prevé el inicio en enero de negociaciones entre el régimen y la oposición y el establecimiento de un alto el fuego. Además, fija un plazo de seis meses para que las dos partes establezcan un Ejecutivo de transición y de 18 meses para la celebración de elecciones.

Aunque apenas incluye elementos nuevos con respecto a Viena, el texto simboliza el cambio de rumbo que poco a poco ha ido permitiendo a las potencias ponerse de acuerdo sobre unos principios básicos para tratar de acabar con la guerra. “La resolución que acabamos de aprobar es un hito”, dijo el secretario de Estado de EE.UU., John Kerry, que presidió la reunión y que recordó que por primera vez la comunidad internacional “ha sido capaz de unirse sobre una salida” al conflicto.

Sin embargo, la hoja de ruta acordada tiene numerosos y grandes escollos. Qué ocurrirá con el presidente sirio, Bachar al Asad, y qué grupos de la oposición participarán en las negociaciones con su Gobierno. Las potencias, con lenguaje más o menos explícito, no esconden sus diferencias sobre estos asuntos. El secretario de Estado norteamericano, John Kerry, insistió ayer que mientras que el presidente sirio, Bachar al Asad, se encuentre en el poder será imposible poner fin a la guerra en el país árabe, en una entrevista emitida por la televisión rusa. “En Estados Unidos admitimos, y confío en que Rusia tome conciencia de ello, que no somos capaces de parar esta guerra. Rusia no puede poner fin a la guerra mientras Bachar al Asad esté en el poder”, dijo Kerry. Recalcó que el presidente sirio es un “imán para los terroristas, porque van a Siria a combatir contra su persona”.

Al mismo tiempo, el jefe de la diplomacia estadounidense, que ofreció la entrevista el martes pasado durante su visita a Moscú, señaló que el objetivo de Washington no es cambiar el régimen en Siria. Kerry subrayó que Rusia y Estado Unidos comparten con Irán una “visión común del proceso de arreglo político, en el marco del cual los sirios pueden decidir el futuro de su país”. Estados Unidos, Francia y Reino Unido insisten en que la salida del gobernante es necesaria no sólo por motivos morales, sino por una cuestión de “eficacia”.

“¿Cómo podría este hombre unir a un pueblo al que en gran parte ha masacrado? La idea de que pueda presentarse de nuevo a las elecciones es para nosotros completamente inaceptable”, resumió el ministro de asuntos Exteriores francés, Laurent Fabius.

Putin reitera el apoyo a Asad Sin embargo, el presidente ruso, Vladimir Putin, insistió que le es fácil trabajar con el presidente de Siria, Bachar al Asad, y que Moscú mantiene invariable su postura. “¿Por qué es fácil? No andamos con argucias ni cambiamos nuestra posición”, explicó.

Asimismo, la Coalición Nacional Siria (CNFROS), principal grupo político opositor, advirtió de que esos obstáculos pueden socavar lo acordado en la conferencia celebrada por la oposición hace una semana en Riad, “incluida la formación de un Gobierno transitorio con sus poderes y las características de la delegación negociadora” de los opositores. Esa conferencia de los opositores se establecieron unos principios, como “la necesidad de que Bachar al Asad se marche, la preservación de las instituciones del Estado y la reforma del Ejército y los cuerpos de seguridad”. Eso sí, por primera vez los grupos de la oposición están dispuestos a sentarse a negociar con Bachar al Asad. - DNA