madrid - La caravana electoral siguió ayer su curso en un clima de absoluta normalidad y sin que ninguno de los candidatos modificara sus respectivas agendas y formas de proceder en campaña, paseos y baños de masas incluidos, pese al incidente del miércoles donde un joven de 17 años propinó un puñetazo a Mariano Rajoy en plena calle en la tierra natal del presidente español, Pontevedra. Aunque algún medio afín al líder del PP tratara de aprovechar este capítulo para entronizar la figura del aspirante a revalidar su cargo en La Moncloa, y a relacionar este hecho con comportamientos próximos a la izquierda, fue el propio Rajoy el primero en considerarlo “un hecho aislado” y en dejar el asunto en manos de la Justicia.

“Muchas personas se hacían fotos o venían a hablar conmigo para que les firmara algo y no tuve la más mínima sospecha porque llevo haciendo esto de hablar con la gente toda la campaña”. Y mantuvo la tónica felicitándose de que el golpe fuera en el pómulo, y no en el ojo o en la sien”, y sobre todo instando a no extraer consecuencias políticas del episodio, algo que no hizo, sin ir más lejos, la presidenta del PP de Madrid, Esperanza Aguirre, que ayer mismo lo relacionó con la “agresividad verbal” que, en su opinión, se respira en las redes sociales. Es más, volvió a sacar a la luz uno de los tuits que hace dos años lanzó el ahora concejal de Ahora Madrid Pablo Soto, con el siguiente mensaje: “De vuelta a Madrid tras dos semanas por Turquía, Grecia, Italia... muy decepcionado con todos vosotros porque Rajoy sigue vivo”. O lo que es igual, Aguirre trató de conectar lo acontecido con el presidente con las formas de Podemos.

Se da la circunstancia de que el chaval, Andrés d.V.F., apodado en su entorno como Capi, mantiene vínculos familiares lejanos con el líder del PP. La relación le llega a través de la esposa del mandatario, Elvira Fernández, natural de Pontevedra y familiar de la abuela del joven detenido. Según desvelaba la página web de El Mundo, el padre de Viri era primo de la abuela del menor, vínculos confirmados desde Génova y por personas cercanas al joven. De hecho, ambas familias se conocen y se tratan, pero no consta que tengan relaciones muy cercanas La del joven detenido es muy conocida en Pontevedra, donde la madre tiene una gestoría y el padre trabaja para la Cámara de Comercio, con un nivel de vida acomodado hasta el punto de que envió a su hijo a dos colegios privados diferentes, aunque actualmente estudie en un instituto público de la ciudad, el Sánchez Cantón, curiosamente, el mismo donde cursó Rajoy y en el que el PP celebró el mitin central de la actual campaña. La familia es simpatizante de la formación conservadora pero el muchacho ya había mostrado antes que no comulga con las ideas populares, llegando a publicar en Twitter su intención de atentar contra su sede.

En este contexto, Jorge Curbela, abogado de Andrés de V. F., aclaró a las puertas de los juzgados de Pontevedra que el joven “no está vinculado a ningún partido político ni organización de ningún tipo” y que está arrepentido de lo que ha hecho, si bien la versión policial tras lo ocurrido señalaba lo contrario. El letrado pidió “preservar la identidad del menor”, ya que “en el fondo también es una víctima” y cree que la fiscal de Menores de Pontevedra adoptará una resolución en este sentido. El menor fue sometido a exámenes de los forenses, psicólogos y trabajadores sociales, y con él permanecieron sus padres, que, según el abogado, “están avergonzados”. Los definió como “gente honrada y trabajadora, gente de bien de Pontevedra” y esto “les está sobrepasando”. El fiscal abrirá diligencias preliminares que incluyen la toma de declaración y el análisis de las pruebas y valoración jurídica de los hechos, así como de otras cuestiones como las circunstancias familiares y de la personalidad del menor, detallan fuentes del ministerio público. En base a la información que recabe podría proponer al juez de menores medidas cautelares, desde la libertad vigilada al internamiento en un centro.

“Cuando empezó a decir que iba a ver a Rajoy, pensamos que estaba de coña”. Quienes hablan son los amigos del joven, que sabían de sus intenciones por los mensajes plasmados en un grupo de Whatsapp cuyos componentes prefieren permanecer en el anonimato, desvincularse del acto violento y condenarlo. “Cuando mandó la foto diciendo ya estoy saliendo pensamos que iba a tirar la basura”, explicaban ayer, asegurando que alguien incluso le dijo que no hiciese ninguna tontería. Pensaban que “era una fantochada, que lo puso para que nos riésemos” porque le catalogan como un chico “muy tímido” que “habla poquito”. Sin embargo, desde el aparato mediático de la derecha no tardaron en hacer públicas sus simpatías independentistas.